Cada perro con su hueso: una aproximación a los animales domésticos en la obra poética de Juan L. Ortiz.

ROMERO, LAURA SOLEDAD

Rosario

Congreso; V Congreso Internacional Literatura y Vida; 2019

Centro de Estudios de Teoría y Crítica Literaria

Los animales hallan un lugar preponderante dentro de la totalidad de la obra poética orticiana. Entre los diversos vivientes no humanos que pueblan su poesía dos tipos parecen destacarse: por un lado, los llamados animales autóctonos, en particular las aves propias de la región del litoral; por otro lado, los animales domésticos que habitan con el poeta. Nos detendremos en la vida de los perros (más específicamente las perras) como uno de los animales más cercanos al ser humano.Resulta pertinente a fin de considerar estas vidas ?silenciosas? que se narran, un giro que cuestione ciertos supuestos de la subjetividad moderna que perviven desde gran parte de las lecturas críticas en la reiterada distinción entre objeto / sujeto y la posterior resolución armónica. Desde allí, este trabajo se propone pensar al perro en tanto animal que habita junto con nosotros en el hogar, restableciendo una ambigüedad insalvable como ?mascota? que, a la vez, al ser otro animal, es extraño y rehúye todo ser-propiedad. Se tratará de considerar un entre del animal doméstico como forma apropiante y desapropiante. Pues, como sugiere el mismo poeta, sólo es posible la ?hermandad delicada? si se entiende que las cosas (entre las que se incluye el animal y el animal en el hombre) no sean consideradas mercancías, bienes de intercambio.Por todo, estas figuras frágiles configuran una hermandad de la fragilidad posible, que no reproduce la dicotomía dialéctica que acalla estas pequeñas vidas, sino que da cabida a estas formas que irrumpen, estas vidas ?misteriosas? (al modo de la cripta) para de ese modo posibilitar otra manera de pensar lo político en la obra orticiana.