PROTECCIÓN DE CULTIVOS DE SOJA AL ATAQUE DE HONGOS FITOPATÓGENOS MEDIANTE CEPAS DE STREPTOMYCES

BERCOVICH, BÁRBARA; VILLAFAÑE, DAVID LIONEL; LARIO, LUCIANA; CHIESA, MARIA AMALIA; GRAMAJO, HUGO; RODRIGUEZ, EDUARDO

Rosario

Jornada; Mercosoja 2019; 2019

Asociación de la cadena de la soja argentina (ASA)

Para el 2050, se proyecta que para cubrir la demanda global de alimentos la producción agrícola mundial debería incrementarse en un 60-110 % (Blaser y col., 2016). La Argentina es uno de los países con capacidad para satisfacer parte de esa demanda. La soja es el cultivo de mayor importancia económica en nuestro país, tanto por la superficie cultivada (última campaña de 17,3 millones ha) como por los volúmenes producidos (56,5 millones tn) y exportados. Argentina es el primer exportador mundial de harina y aceite y el tercer productor mundial de grano de soja. Además, es uno de los principales productores de biodiesel a nivel mundial, siendo la provincia de Santa Fe la que presenta la mayor concentración de elaboración de este. No obstante, la producción del cultivo no está exenta de problemas ambientales, especialmente los relacionados con el monocultivo. Uno de los principales factores que afectan la producción de soja y causa de pérdidas económicas millonarias es el estrés biótico originado por distintos fitopatógenos (Hartman y col., 2011; Fisher y col., 2012). Actualmente, el cultivo de soja se protege contra las mencionadas enfermedades y otras de origen fúngico a través de la aplicación de fungicidas o curasemillas (químicos sintéticos), cuyo uso está cada vez más restringido y discutido, debido a los efectos nocivos para la salud humana y el medioambiente. Una alternativa sustentable en contraposición al uso de agroquímicos, que ha mostrado ser efectiva en amplio número de especies vegetales, es el agregado de microorganismos del suelo, o los compuestos producidos por ellos, como agentes de control biológico para prevenir enfermedades causadas por la infección de patógenos en plantas cultivadas. Hasta el presente el desarrollo microorganismos biocontroladores se ha limitado al género Trichoderma, Bacillus o Pseudomonas. Sin embargo, numerosos estudios recientes sobre distintos cultivos apuntan a la acción de biocontrol que ejercen las actinobacterias sobre los patógenos de plantas (Palaniyandi y col., 2013; Sathya et al, 2017; Vurukonda y Stefani, 2018). Las actinobacterias, principalmente del género Streptomyces, son bacterias Gram positivas del suelo productoras de más de la mitad de los productos naturales de uso terapéuticos incluyendo importantes antifúngicos. Es por este motivo que estas bacterias han sido ampliamente estudiadas y usadas por las industrias farmacológicas principalmente para la producción de antibióticos, antifúngicos y compuestos de uso terapéuticos. Además de producir estos compuestos, las actinobacterias que están presente en la rizófora, incluso siendo algunas de ellas endofíticas, ejercen efectos de promoción del crecimiento vegetal de manera directa o indirecta mediante diversos mecanismos tales como producción de fitohormonas (ácido indol acético, aminociclopropano carboxilato), producción de sideróforos, fijación de nitrógeno (principalmente por el bacterias del género Frankia), solubilización del fosfato y producción de antifúngicos y exoenzimas como quitinasas (Vurukonda y Stefani, 2018). Sin embargo, hasta el presente existen pocos biocontroladores en el mercado formulados a partir de actinobacterias del género Streptomyces (Mycostop, Actinovate), en particular ninguno de estos se comercializa en nuestro país y no tampoco han sido desarrollados para su aplicación en cultivos como el de soja. Por lo tanto, el objetivo del presente trabajo es estudiar cepas de Streptomyces productoras de antifúngicos naturales que permita la protección del cultivo de soja frente a distintos hongos fitopatógenos.