BECAS
ESQUIVEL Juliana
congresos y reuniones científicas
Título:
¿Nos une el espanto? Apuntes para justificar la categoría de arena feminista
Autor/es:
ESQUIVEL, JULIANA
Lugar:
Ensenada
Reunión:
Jornada; Jornada de Becaries del CInIG; 2023
Resumen:
Cuando observamos cualquier manifestación feminista de los últimos veinte años en La Plata lo primero que notamos son las múltiples inscripciones políticas de quienes se han movilizado. Además del masivo involucramiento que inauguró la protesta del 3 de junio de 2015 bajo la consigna Ni Una Menos, las manifestaciones aún se nutren de sindicalistas, militantes de partidos políticos, de organizaciones territoriales, centros de estudiantes, de colectivos y colectivas feministas, entre muchos otros. De esa experiencia con la heterogeneidad de las manifestaciones feministas nace la pregunta que guía mi trabajo de investigación acerca de las condiciones de posibilidad y el devenir del movimiento feminista en la ciudad de La Plata entre el 2001 y el 2019. Nos preguntamos cuáles fueron las condiciones de posibilidad para que actrices con diversas procedencias ideológicas y experiencias políticas antecedentes (Freytes Frey y Cross, 2007) se hayan articulado entre sí en su activismo anti patriarcal. Entendemos que el problema de la coordinación o, en otras palabras, la pregunta acerca de cómo es posible hacer política en conjunto, es el corazón de la sociología de la acción colectiva, en general, y del estudio de los movimientos sociales, en particular. Como señala oportunamente Gerardo Munck (1995), durante décadas el campo de estudio de los movimientos sociales se articuló alrededor de dos grandes posturas aparentemente contrapuestas. Por un lado, los enfoques de la movilización de recursos y el proceso político. Por otro lado, las distintas versiones de los estudios europeos centrados en el análisis de sociedades postindustriales y los llamados nuevos movimientos sociales -aunque el carácter novedoso de sus referentes empíricos fuese problematizado (Melucci, 1994)-. A pesar de la presentación esquemática de los enfoques como opuestos entre sí, muchos de estos autores han recogido críticas de sus colegas y han establecido un diálogo fructífero entre sí (McAdam, McCarthy y Zald, 1999; Jasper y Goodwin, 2004). También ha sido notable el esfuerzo de algunos autores por mostrar la complementariedad de perspectivas (Jasper, 1997) a partir de restringir el alcance de conceptos claves para cada una de las posturas y entendiéndolos como dimensiones de análisis que explican aspectos distintos de la acción colectiva. En esta línea, conceptos oriundos del paradigma norteamericano como las oportunidades y restricciones políticas (estructurales o no), las estructuras de movilización y los repertorios de acción son herramientas analíticas que pueden dialogar con la dimensión emocional y afectiva de la manifestación y la política; sobre todo cuando consideramos que la condición de posibilidad de las oportunidades, las estructuras y los repertorios es su agenciamiento por parte de las militantes. Por otro lado, desde las ciencias sociales solemos abordar el problema de la acción colectiva bajo rúbricas que separan la política de los sindicatos, los partidos políticos, los movimientos sociales, las agremiaciones y así siguiendo. En este mismo sentido se ubica, por ejemplo, la explicación de la dinámica de la movilización feminista en clave de “olas”. Tomando distancia de este tipo de metáforas, entendemos que para interrogar la masividad y visibilidad de los feminismos en los últimos años necesitamos herramientas analíticas que trasciendan los compartimentos estancos que separan la explicación del devenir feminista de aquello que sucede en otros escenarios políticos y sociales. No para asumir que las diferencias entre estos escenarios son espurias sino para interrogar cómo estructuras de movilización que provienen de experiencias políticas diferentes lograron hacer política juntas. De hecho, sostenemos que las diferencias ideológicas y de experiencias antecedentes -que se han trabajado para el caso de los derechos humanos en Argentina (Alonso, 2022) o en el espacio piquetero (Natalucci, 2010)- toma un cariz singular en la lucha feminista. Porque el lugar del disenso dentro de los feminismos lo diferencia de otros escenarios políticos. En estas páginas buscaremos argumentar por qué y, en consecuencia, presentar la categoría de “arena feminista” como herramienta de análisis de las relaciones de cooperación y conflicto que hicieron posible la política anti patriarcal en la ciudad de La Plata. Además, buscaremos, a través del concepto de “sistema sexo-género” patriarcal (Rubin, 2019 [1975 y 1984]), restituir el antagonismo que configura la política feminista y argumentar qué tipo de conflictividad social debe ser incluida en un trabajo empírico sobre dicho activismo. Para ello, en el primer apartado del trabajo revisaremos brevemente la categoría de arena y su potencialidad para abordar el desacuerdo y la diferencia en la política de articulación antipatriarcal. Luego mostraremos que el lugar de la diferencia y el disenso son singulares en el feminismo y que esto tiene que ver con la paradoja que reúne a la política feminista: el estatus de la diferencia sexual. Finalmente, nos preguntaremos cómo nombrar al espacio que reúne a los actores políticos feministas y lo estimulante que resulta ubicarlos en conflicto con el sistema sexo- género patriarcal.