BECAS
TOMASINI Clara Agustina
congresos y reuniones científicas
Título:
La fotografía entre el arte y la invención. Las patentes fotográficas durante el siglo XIX
Autor/es:
CLARA TOMASINI
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; III Jornadas Interdisciplinarias de Jóvenes Investigadores en Ciencias Sociales; 2017
Institución organizadora:
Universidad Nacional de San Martín
Resumen:
El siglo XIX fue un periodo de grandes invenciones y la carrera por la invención de la fotografía fue muy ardua. Científicos y amateurs de diversos países desarrollaron numerosas técnicas para poder fijar permanentemente la imagen que, desde siglos atrás, se proyectaba en el interior de la cámara oscura. Finalmente, en enero de 1839 se presentó en la Academia de Ciencias de Francia una técnica que había comenzado a elaborar Nicéphore Niépce y que luego fue continuada por Louis-Jacques-Mandé Daguerre: el daguerrotipo. Al poco tiempo, el gobierno francés compraba la patente y la liberaba para que pudiera ser usada libremente en todo el mundo. Desde este momento, la fotografía, como toda invención, se encontró vinculada al uso de las patentes. Estas no solo cumplieron una función legal de protección de autoría de una técnica sino que también condicionaron sus usos. Es el caso de la técnica del calotipo, creada por Henry Fox Talbot, que, si bien era contemporáneo al daguerrotipo, tuvo poca utilización debido a su patente restrictiva. Para patentar una técnica fotográfica era necesario brindar información detallada de sus componentes y preparación y, por este motivo, hoy en día son fuentes que nos permiten comprender mejor la materialidad y usos de las fotografías. Un caso en Argentina es el del fotógrafo César Bizioli, quién en 1872 patentó una fórmula para colorear fotografías y que gracias a esta patente es posible reconocer su método de trabajo y comprender el lugar de la fotografía como invención y como arte en nuestro país. Con la proliferación del amateurismo durante el cambio de siglo, la patente ya no fue considerada como una herramienta del científico o del fotógrafo sino como parte del proceso industrial al que entró la fotografía. El siglo XIX fue un periodo de grandes invenciones y la carrera por la invención de la fotografía fue muy ardua. Científicos y amateurs de diversos países desarrollaron numerosas técnicas para poder fijar permanentemente la imagen que, desde siglos atrás, se proyectaba en el interior de la cámara oscura. Finalmente, en enero de 1839 se presentó en la Academia de Ciencias de Francia una técnica que había comenzado a elaborar Nicéphore Niépce y que luego fue continuada por Louis-Jacques-Mandé Daguerre: el daguerrotipo. Al poco tiempo, el gobierno francés compraba la patente y la liberaba para que pudiera ser usada libremente en todo el mundo. Desde este momento, la fotografía, como toda invención, se encontró vinculada al uso de las patentes. Estas no solo cumplieron una función legal de protección de autoría de una técnica sino que también condicionaron sus usos. Es el caso de la técnica del calotipo, creada por Henry Fox Talbot, que, si bien era contemporáneo al daguerrotipo, tuvo poca utilización debido a su patente restrictiva. Para patentar una técnica fotográfica era necesario brindar información detallada de sus componentes y preparación y, por este motivo, hoy en día son fuentes que nos permiten comprender mejor la materialidad y usos de las fotografías. Un caso en Argentina es el del fotógrafo César Bizioli, quién en 1872 patentó una fórmula para colorear fotografías y que gracias a esta patente es posible reconocer su método de trabajo y comprender el lugar de la fotografía como invención y como arte en nuestro país. Con la proliferación del amateurismo durante el cambio de siglo, la patente ya no fue considerada como una herramienta del científico o del fotógrafo sino como parte del proceso industrial al que entró la fotografía.