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El presente trabajo aborda la (re)aparición de la figura del zombi en la cultura contemporánea, incorporando los datos elaborados a partir de una etnografía en las Zombie Walks de Córdoba, Argentina, entre 2012 y 2014. Con este objetivo en mente, describiremos la marcha zombi en tanto que performance, entendiéndola a partir de Schechner (2000) como una actividad que se realiza en reiteradas ocasiones y que permite ?que la gente juegue con conductas repetidas, que se entrene y ensaye, presente y re-presente esas conductas? (2000:13). Así, proponemos que la marcha puede ser pensada en continuidad con las maneras en la que los cultores del universo zombi se apropian de las mercancías, vale decir, como un proceso (re)creativo que transforma a los objetos y a los sujetos en su relación mutua. Entendemos a las prácticas de apropiación como modalidades de construir un vínculo con los recursos culturales disponibles, lo que implica dejarse afectar por estos y a la vez usarlos como insumos para la construcción de sentidos y sociabilidades. Siguiendo a Grossberg (1992), quien teoriza a partir de los fans del rock, se trataría de una forma particular de compromiso que opera a través del desarrollo de una sensibilidad afectiva. Esto involucra la definición de contextos en los que se establecen alianzas con otros, como también de formas de clasificar y valorar, en definitiva, de producir socialmente la diferencia. De esta manera, nos interesará describir de qué maneras se hacen los zombis en la ciudad y también qué se hace una vez que lo ominoso se escenifica. A partir de esos análisis intentaremos reflexionar de manera general sobre el lugar privilegiado que adquiere el consumo en tanto que apropiación para la definición de identidades y sociabilidades, considerando los intersticios de contestación y protesta que se vuelven presentes e imaginables en ?y a partir de- tales eventos festivos.

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