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IntroducciónSi bien las nuevas maneras de comunicarse e interactuar en espacios digitales se fundamentan en la idea de compartir información y opiniones de manera horizontal y pueden contribuir a modificar las relaciones marcadas por los roles de género, también abren la posibilidad de ser nuevos canales para sufrir o ejercer violencia. Las modernas tecnologías de comunicación están propiciando nuevas formas de relación y socialización, de integración y exclusión social, proceso en el que se destaca el papel que tienen las redes sociales en la construcción de la identidad de género, ya que en estos entornos también se encuentran los estereotipos clásicos. Además, las TICs han cambiado la forma en que la juventud vive sus relaciones, haciéndolo de puertas abiertas, lo que hace a los usuarios altamente vulnerables a la violencia. Pero reflexionar acerca de estas nuevas formas de agresiones, requiere contar con información que aún es escasa, sobre todo en Argentina. Por este motivo, la siguiente ponencia tiene el objetivo de analizar el acoso sexual experimentado por estudiantes de nivel secundario en espacios digitales, como una de las formas que adquiere la violencia de género en dichos entornos. MetodologíaDurante el año 2022, se llevaron a cabo entrevistas grupales mediante 18 encuentros de discusión mixtos con estudiantes de 12 a 19 años de instituciones educativas públicas, privadas, urbanas y rurales del partido de Junín (Bs.As.). En los encuentros participaron activamente 199 adolescentes, con un total de 1315 intervenciones (59% femeninas) de carácter confidencial, anónimo y voluntario; que fueron realizadas durante el horario escolar, previa autorización de las autoridades distritales. Cada jornada comenzó con la presentación de la investigación y una pequeña introducción sobre las situaciones de violencia de género digital a analizar. Finalmente se dio lugar a las preguntas disparadoras, planteando diferentes situaciones y dando lugar a las respuestas, experiencias, debates y detalles. Para esta ponencia en particular, se presentan los resultados obtenidos a partir de las preguntas referidas a acoso digital.ResultadosSe observa que es común que chicos y chicas de todas las edades suban imágenes suyas a las redes sociales, tanto en formato foto como video, que suelen originar diversos comentarios, incluidas situaciones de acoso digital que son sufridas sobre todo por las chicas más jóvenes y mayoritariamente ocasionadas por parte de hombres adultos. La distinción entre las imágenes seductoras -que llaman sexys- y las cotidianas -que llaman normales- abre un debate que pone el foco en las víctimas, lo que termina cuestionando más las publicaciones femeninas que el acoso en sí. En los cursos correspondientes a los primeros años, las chicas comentan que han tenido comentarios irrepetibles, frente a las que se han asustado. También es muy común que se les insista para que accedan al intercambio de fotos íntimas o a un encuentro presencial. Aquí, ellas hablan de manipulación y de amenazas como las principales estrategias utilizadas por los hombres. Y también mencionan el enamoramiento como parte de la vulnerabilidad femenina. En cursos superiores, en cambio, se advierte que la situación está más normalizada: las chicas toman el acoso como parte de su cotidianeidad digital y, en general, se limitan a bloquear la cuenta de la persona que las incomoda. También entre las más grandes, con respecto a la exposición de imágenes íntimas, aparece el tema del arrepentimiento y su relación con la madurez.Además, en todos los cursos las chicas manifiestan que es común que hombres desconocidos les manden fotos de sus genitales a la primera oportunidad. Estas experiencias, las chicas las viven desde edades tempranas y las continúan sufriendo en repetidas ocasiones con el paso del tiempo. En la mayoría de los casos, además, los varones buscan obtener imágenes íntimas de las adolescentes, a veces mediante la estrategia de generar confianza, a veces mediante la amenaza o incluso mediante la promesa de una retribución material. Esto trae aparejada la conversación sobre la posibilidad de monetización de los contenidos. No obstante, poco se profundiza sobre la problemática de la difusión no consentida de estos contenidos, el grooming o la pornografía infantil.Aunque la mayoría de situaciones de acoso se da por parte de personas desconocidas o contactos virtuales, también ha habido experiencias con novios, exnovios, compañeros de escuela o allegados de la familia. En general, las actitudes más comunes que las adolescentes toman frente al acoso son pasivas: ignorar o bloquear. Esta respuesta se relaciona con la vergüenza o el temor (en muchos casos real) a ser juzgadas, pero también con la naturalización dada a este tipo de experiencias. Si la situación se extiende, suelen reportar las cuentas agresoras o cerrar el propio perfil. Recién en los casos más graves lo comentan con otras personas, primero con amistades y, en última instancia, con la familia; con la posibilidad de generar una escalada de la violencia. En cuanto a los varones, en todos los cursos comentan que es mucho más raro que sufran acoso. La mayoría de las situaciones narradas provienen de cuentas anónimas, perfiles falsos o de hombres que los confundieron con chicas, frente a lo que afirman no dar mayor importancia. Conclusiones preliminares Se advierte la necesidad de acciones educativas para sensibilizar, concienciar, actuar y prevenir sobre la violencia de género digital, como así también la importancia de generar espacios de escucha para las adolescencias.

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