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Existe un acuerdo generalizado de que la pandemia por el COVID-19 trajo aparejado una agudización de las desigualdades sociales. Al mismo tiempo, esa exacerbación, evidenció las intersecciones que conforman la vida cotidiana de las personas, las sociedades y la política mundial. Teniendo en cuenta que las situaciones de crisis pueden considerarse ventanas de oportunidad, para aprender de las experiencias que ocasionaron dicha situación, a simple vista pareciera haberse producido todo lo contrario. Resultaría apresurado definir, si la situación actual en proceso, considerada post pandemia, se trata de un retroceso, una profundización, o el agotamiento de una forma de convivencia insostenible. Sin embargo, se propone un trabajo con el fin de compartir algunas reflexiones al respecto, en particular con referencia a la agenda de los derechos sexuales y reproductivos, con especial atención al aborto voluntario, como una cuestión que forma parte integral de las discusiones de desarrollo en el ámbito global. Y en particular, con una injerencia llamativa en el plano regional por diversos factores, entre los cuales las trayectorias del activismo social por estos derechos, es uno de los más destacados. Puesto que, América Latina y el Caribe cuenta con un movimiento transnacional defensor y promotor de tales derechos, que tensiona como fuerza de cambio al orden global y por tanto, resulta indispensable de observar. Así como también, es una cuestión poco explorada y discutida desde las teorías de las Relaciones Internacionales, indagando el rol de los organismos internacionales y las organizaciones regionales como vehículos de las negociaciones en la gobernanza global.

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