BECAS
GILARDENGHI Esteban Ezequiel
congresos y reuniones científicas
Título:
Tirando el achique: Actantes y personas en los estadios de futbol
Autor/es:
GILARDENGHI ,EZEQUIEL; BARBICH, SANTIAGO
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; Tercera jornadas interdisciplinarias de jóvenes investigadores en ciencias sociales; 2017
Institución organizadora:
IDAES, Universidad de San Martin
Resumen:
Introducción: pensamiento moderno vs. giro práctico en las ciencias socialesAño 2077. El comandante de la NASA Jack Harper (Tom Cruise) chequea su rumbo: las coordenadas de Titán, una de las 9 lunas de Saturno, son correctas, no debería tardar más de 2 hs en llegar. Si bien sabe que son sus últimas horas de vida, también tiene la certeza que la tierra depende de él. Las dos horas transcurren frágilmente por el espacio exterior. Un movimiento leve lo sacude fuera de algunos recuerdos pasajeros y una voz metálica le da bienvenida: ?te esperaba??. Sin poder manejar los controles de su nave, esta se adentra por un pasillo luminiscente y luego de unos minutos llega a una cámara vacía en cuyo centro resalta una figura rectangular similar a una pantalla de computadora. ?Sabía que tarde o temprano te darías cuenta??. Jack, que ya no presentaba signos de nerviosismo, sonrió. Casi como un acto reflejo, accionó aquel botón rojo sabiendo que destruiría la nave y todo a su alrededor. La destrucción del ?cerebro? terminaría no solo con su sufrimiento sino también con miles de cuerpos ajenos a él, incluyendo aquellos drones y cyborgs a miles de kilómetros de distancia, con algunos de los cuales había compartido su niñez. En su última milésima de segundo de existencia vio cómo se destruía el cerebro pensante que controlaba el accionar de los miles de cuerpos robóticos en la tierra e imaginó a estos cuerpos cayendo inertes sobre el suelo?Esta escena de la película Oblivion muestra un cerebro maestro controlando el accionar de diferentes corporalidades, sin el cual estas no podrían existir. Representa, a grandes rasgos, un ejemplo de primacía de la mente sobre el cuerpo (mente pensante y cuerpo ejecutante, Ingold 2011), un pensamiento característico de la sociedad moderna. El origen de esta concepción se remonta al SXVII con los postulados teóricos de Descartes, que calaron profundo en la construcción del pensamiento occidental en todas sus variables (método científico, comprensión del mundo, comprensión del otro, etc.). Dicho pensamiento se basó en la división entre mente (res cogitans) y materia (res extensa), caracterizando una ontología dualística compuesta por dos tipos de esencias, dos conjuntos separados en el que uno predomina por sobre el otro. Mientras que en el primero se encuentran los sujetos, los humanos, la moral, la sociedad y la agencia, en el otro se presentan entidades desprovistas de subjetividad, como el cuerpo, los objetos, la naturaleza y la materialidad. Dicha separación acarrea consecuencias ineludibles en el modo en el cual nuestra sociedad entiende, ordena y clasifica el mundo, tanto en la cotidianeidad como en las prácticas científicas. Esta ontología de la modernidad postula al dominio de la naturaleza, entonces, como un reducto pasivo sobre el cual el hombre y su mente ejercen su control. Posteriormente, a partir de la década del 70, nuevas ideas constituyen en las ciencias sociales lo que se conoce como el giro práctico (Bourdieu 1977, Foucault 1976, Giddens 1976, 1979). Es en la praxis en donde, a partir de este momento, se empiezan reconciliar estas esferas, revalorizando la importancia de la materia y dotándola de características que antes le habían sido negadas. En la ciencia, el pensamiento cartesiano ha generado una división (muchas veces ad hoc) a partir de la extrema particularización de los objetos de estudio produciendo separaciones muchas veces innecesarias entre disciplinas que estudian fenómenos similares o interconectados. Lejos de haberse superado esta dicotomía, ha sido muchas veces enmascarada en forma de interdisciplinariedad, que si bien genera un nexo entre distintas disciplinas o ciencias, no escapa a la especificidad de cada una, lo cual mucha veces limita la profundidad del análisis. Las ciencias sociales y humanas, no han sido ajenas a este fenómeno, produciéndose una separación idealista entre disciplinas cuyo objeto de estudio en última instancia es el mismo. Así la sociología, la antropología, la geografía, la arqueología y la historia se presentan aisladas entre sí, cuando en realidad los marcos teóricos, metodologías y las prácticas utilizadas son similares o en muchos casos iguales. No obstante, en los últimos años estas barreras han comenzado a derrumbarse para permitir estudiar objetos y sujetos desde una mirada más amplia que antes se veía restringida dentro de las categorizaciones de una ciencia en particular (Journal of Material Culture 1996). Pretendemos en este trabajo realizar una arqueología de lo cotidiano (Orser 1996, Johnson 1996), especialmente focalizada en la arquitectura, entendida como una de las tantas materialidades existentes en nuestra sociedad, y la organización del espacio (Zarankin 1999, 2002). Esta propuesta plantea similitudes con lo que Daniel Miller denomina Estudios de Cultura Material, en donde se intenta ir más allá de las divisiones disciplinarias y de las concepciones utilitaristas de la materia, y abordar lo material como eje transversal en el estudio de las sociedades humanas. En estos estudios se pone el foco en el mundo artefactual, sin necesariamente anclarlo a una teoría general de los artefactos o de la cultural material, evitando un reduccionismo que puede generarse al estudiarla desde los límites y fundamentos de una disciplina en particular (Miller 1998). Este razonamiento va de la mano con la concepción de un mundo líquido que fluye cuyas barreras son permeables y permiten la relación de objetos y sujetos antes explícitamente diferenciados (Bauman 1999). Pretendemos a partir de esto transitar por una ciencia líquida donde no primen los objetos de estudio prefijados sino las relaciones entre ellos y con los humanos con los que interactúan.