INVESTIGADORES
ALBORNOZ Martin
congresos y reuniones científicas
Título:
Un estado anormal del espíritu´: representaciones y figuraciones del anarquismo a partir del atentado contra el presidente Quintana el 11 de agosto de 1905.
Autor/es:
MARTÍN ALBORNOZ
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Jornada; Fuera de la ley. Jornadas de discusión sobre delito, policía y justicia en perspectiva histórica (siglos XIX y XX); 2010
Institución organizadora:
Universidad de San Andrés
Resumen:
Este trabajo se propone repensar y problematizar el conjunto de representaciones que circularon sobre el anarquismo en Argentina desde finales del siglo XIX. Nos detenemos, primeramente en ciertas apreciaciones negativas por ser ellas una expresión temprana de la recepción en el país, de un conjunto de representaciones asociadas al anarquismo, que tuvieron amplia difusión y circulación, con manifiesta intensidad, desde finales del siglo XIX, hasta por lo menos 1910. Así los anarquistas resultaron violentos conspiradores que operan ora en un mundo de sombras destructivas, ora en la superficie, no sólo para llevar adelante su tarea terrorista, sino para conseguir adeptos entre los sectores más marginales y propensos al crimen del mundo obrero. Se suma a este elemento su procedencia extranjera, su condición física monstruosa, su capacidad de generar alianzas homicidas, la obcecación por una doctrinaria bizarra y sanguinaria, su distancia con otras formas de socialismo más razonables y su extrañamiento con respecto a los legítimos intereses y reivindicaciones de la masa proletaria. En Argentina, con la agudización de la cuestión social y la proliferación de las múltiples actividades anarquistas en los conflictos por ella originados, estas representaciones aumentaron su visibilidad y espesor a través de la circulación de cierto número de discursos que se encontraban fuertemente imbricados entre sí. Los anarquistas -.y sus difusos contornos- ideológicos intentaron ser comprendidos, individualizados y aislados, entre otros registros, por el ensayo criminológico, la producción literaria, el informe policial, el debate parlamentario y la prensa tanto diaria, como de actualidad. Finalmente, habría que incluir a esta ristra discursiva, las imágenes del anarquismo que se desprenden del conflicto y la competencia con el socialismo también en expansión en el periodo analizado. La figura del anarquista fue tallada, entonces, desde diversos ángulos y perspectivas, dando como resultado ciertas imágenes estereotípicas de carácter negativo que si bien se alimentó del conflicto social y la cuestión obrera, también fue galvanizando en el modo en que fueron recepcionadas las acciones anarquistas en otras partes del mundo, en especial, por su espectacularidad, aquellas vinculadas con la “propaganda por el hecho". Sin embargo, el intento de asesinato del presidente Quintana en 1905, por parte del anarquista catalán Salvador Planas, obliga a partir del estudio de las fuentes diversas, como La Nación, La Prensa, Caras y Caretas, La vanguardia, La protesta y los ensayos de criminología, a repensar la “eficacia” y capacidad real de esas representaciones para comprender acontecimientos puntuales. Desde un primer momento la prensa intentó dotar de cierta espectacularidad a la narración del suceso. Apelando al conjunto de representaciones en disponibilidad sobre los anarquistas, medios gráficos tales como La Nación, La Prensa y Caras y Caretas rastrearon indicios que explicaran el atentado de Planas en su historia familiar, en su vida cotidiana, en sus huellas dactiloscópicas, en su firma, en su caligrafía, en la habitación en la que vivía, en su historia clínica y en su mentado anarquismo. Sin embargo estos recursos fracasaron, tanto en la posibilidad de explicar el atentado, como en el intento de representarlo, al chocar con una realidad incuestionable: Salvador Planas Virellla no tenía nada de extraordinario. Resultaba incluso un poco anodino. Por otra parte, si Planas no se avenía a personificar al delincuente anarquista típico, el rastreo de su conducta tenía que ser sugerido por otro tipo de aproximación. Pero si el fracaso del estereotipo negativo se hacía evidente para asir a la figura de perpetrador, en su contraparte libertaria, la puesta en discurso de su revés resultaba igualmente impotente para la representación de su figura. Si a través de la prensa anarquista y la prensa comercial las causas y motivaciones ya no podían ser pensadas, se hizo necesaria la presencia de otro tipo de mirada. La salida de esa suerte de empate interpretativo, va a provenir de las derivas de la propia criminología, la cual demostraría una vía de apertura, a penas esbozada, es cierto, a partir de la cual las conductas político delictivas se particularizaban, dejando de lado la apelación a caracterizaciones y figuraciones más rígidas. Este trabajo intenta ser un primer esbozo de ese recorrido.