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Los animales son capaces de predecir y adaptar su comportamiento a fluctuaciones ambientales periódicas tales como la alternancia luz/oscuridad, la disponibilidad de agua y alimento, el riesgo de depredación, etc. gracias a que cuentan con un reloj circadiano endógeno. En los mamíferos, el Sistema Circadiano está constituido por un grupo de estructuras neurales relacionadas cuya función es proveer una organización temporal a una gran diversidad de procesos biológicos. Así, el tracto retinohipotalámico que se origina en un set de células ganglionares retinales que reciben la señal luminosa del ambiente, media el entrenamiento fótico del reloj central en el nύcleo supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo. Este, a través de señales crononeuroinmunoendocrinas, entrena y sincroniza los relojes periféricos localizados prácticamente en cada célula de cada órgano o tejido del organismo (Reppert and Weaver, 2002). La maquinaria molecular del reloj celular endógeno involucra los factores de transcripción BMAL1 y CLOCK, que heterodimerizan y se unen a elementos específicos denominados E-box en el promotor de sus genes blanco, sean estos otros genes del reloj como: Periods (Per) 1, 2 y 3, Cryptochromes (Cry) 1 y 2, Rev-Erbα y Rorα (Shearman y col., 2000, Reppert and Weaver, 2002), o genes controlados por el reloj, (ej. transaminasas) cuya expresión varia con una periodicidad de, o cercana a, 24 h. Las transaminasas catalizan la transferencia de un grupo amino de un aminoácido a un α-cetoácido en una de las reacciones claves del metabolismo proteico. Se ha observado que la actividad de las enzimas Glutámico oxalacético transaminasa (GOT) y Glutámico pirúvico transaminasa (GPT) presenta una variación a lo largo del día en suero de rata (Subramanian et al., 2008). El objetivo de este trabajo es analizar la ritmicidad diaria de la actividad de transaminasas en hígado, corazón y riñón de rata.

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