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La función del mapa oficial como dispositivo nacionalizante ha sido ampliamente desarrollada en el ámbito de la historia de la cartografía, a partir de la recuperación de los aportes realizados por Benedict Anderson (1991). En el caso de Argentina, algunos de los principales aportes para la escala nacional que se pueden destacar son los de Mazzitelli y Lois (2004) y los de Lois (2004, 2010, 2014).En estos abordajes, sin embargo, se han priorizado las formas exteriores o la silueta de los territorios, que comprenden un elemento central para la identificación de un mapa logotipo, que pueda ser asociado a un territorio de pertenencia de un estado nación (Escolar, 1991) y lo hace fácilmente reproducible y reconocible. La reflexión académica sobre la producción cartográfica referida a entidades territoriales subnacionales, en cambio, es acotada y se ha concentrado en el análisis de ciertas unidades, sin considerar una revisión exhaustiva del conjunto de provincias que conforman este país federal. En esta línea, se pueden mencionar los trabajos sobre la construcción de mapas logotipos provinciales realizados por Docola (2008, 2010) para el caso de Santa Fé, por Bresan (2020) para el caso entrerriano y por Pesoa (2012) para la provincia de Buenos Aires.El objetivo de esta ponencia es analizar la función que tuvo la definición de fronteras interprovinciales en la construcción de la nación argentina, prestando atención a las políticas de delimitación y las de producción de la cartografía. Para ello, nos proponemos: a. indagar la forma en que se establecieron las fronteras interprovinciales y las políticas de delimitación impulsadas en el país; y describir los criterios técnicos de producción cartográfica y las estrategias adoptadas para la representación subnacional del territorio argentino.

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