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La cartografía suele invisibilizar los pasos a través de los cuales los topógrafos realizan sus mapas. Esto se debe a que el mapa final suele ser el objeto técnico deseado para realizar las lecturas de los territorios. Poco importa al lector entender o analizar las cuentas logarítmicas que están detrás de la triangulación del mapa topográfico o los pasos realizados para registrar las alturas del relieve. Generalmente con entender cuan alta es la montaña es suficiente. Sin embargo, creemos que para la construcción de un mapa (topográfico o de ruta) no solo intervienen aparatos técnicos como el teodolito o la estación total o el nivel taquímetro. Sostendremos que para la realización de un mapa las libretas son tan importantes como los más sofisticados de los instrumentos. Existen diferentes tipos de libretas que podemos agrupar en dos grandes colecciones: la primera estaría formada por las libretas no estructuradas, aquellas en donde el topógrafo anota su interpretación del terreno; y la segunda, conformada aquellas que están pautadas o estructuradas: son las que están pensadas para la anotación de las mediciones, como la libreta trigonométrica. Si bien es cierto que el avance de la técnica fue paulatinamente eliminando el uso de las libretas pautadas - actualmente es el aparato el que realiza las operaciones-, las libretas se siguen usando, aunque el uso e información que el topógrafo anota en ellas se fue modificando Este trabajo tiene el objetivo de indagar en el uso de las libretas de campo como instrumentos de relevamiento en la cartografía topográfica y en la cartografía rutera. Asimismo analizaremos las modificaciones por las que atravesaron las libretas de campo en relación al avance tecnológico de los instrumentos de medición.

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