BECAS
JARAMILLO RESTREPO Sandra LucÍa
congresos y reuniones científicas
Título:
Nueva praxis, Nueva Historia. Variaciones intelectuales en los 70´s colombianos
Autor/es:
JARAMILLO RESTREPO, SANDRA LUCÍA
Lugar:
Catamarca
Reunión:
Jornada; XVII Jornadas Interescuelas de Historia; 2019
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Catamarca. Catamarca
Resumen:
En esa coyuntura histórica en la que se gestó el frentenacionalismo, también emergió en Colombia un nuevo tipo de intelectual que hacía continuidad con una esforzada tradición de pensamiento crítico, pero al tiempo marcaba diferencias porque se enfrentaba a nuevas realidades. De un lado, el Frente Nacional generaba condiciones porque daba juego para que una tecnocracia experta participara de las decisiones de estado vía sus nuevas instituciones, pero de otro lado, el régimen produjo rápidamente defraudamientos con respecto a sus promesas modernizantes (Jaramillo, 2017). En realidad los intelectuales y científicos, nacionales y extranjeros, habían sido objeto de persecución durante la contrarreforma conservadora hasta llegar al exilio o al ostracismo (Núñez Espinel, 2014). Pero desde mediados de los años 50 se ampliaban esfuerzos por recuperar posiciones en instituciones académicas o políticas, así como por crear nuevos escenarios de sociabilidad que les permitiera a algunos hombres, y en menor medida mujeres, reconocerse como parte de una comunidad letrada de alcance transnacional. Uno de esos escenarios fueron las revistas político culturales en las que se nuclearon grupos intelectuales y desde las cuales gestaron proyectos que reconocían el presente del país y visualizaban horizontes (Restrepo, 1989).Justamente desde la sociología de la cultura contamos con estudios que han destacado esos artefactos culturales que son las revistas como formas de sociabilidad. Desde esta perspectiva las revistas, más que meras fuentes de contenido, permiten observar posiciones ideológicas, debates, espacios de sociabilidad o afinidades electivas (Pluet-Despatin, 1999; Sarlo, 1992). Se trata de ?formaciones? que estructuran formas de auto organización de intelectuales o artistas (Williams, 1980), lo que nos permite reconocerles y estudiarles, allende sean ordenamientos más fluidos que los propiamente institucionales y por lo tanto amenacen a quien investiga con su aparente fluidez o carácter efímero. Esta perspectiva nos ofrece pues herramientas para hallar en emblemáticas revistas colombianas como Crítica (1948-1950) o Mito (1955-1962) un observatorio para ver en operación intelectuales críticos de la Colombia del medio siglo que habían resistido la Violencia o volvían del exilio como Jorge Zalamea o Jorge Gaitán Durán. Y verles en contraste con otros intelectuales de orientación marxista que salían del ostracismo como Darío Mesa o con algunos más inclinados originalmente a las nacientes ciencias sociales como Orlando Fals Borda (1925-2008) o el propio Camilo Torres, quienes se aplicaban a procesos de modernización a través de la fundación de la Facultad de Sociología (1959). De esta manera, el estudio de las revistas como discursividad y como proyecto, en articulación con la reconstrucción de los itinerarios biográficos de quienes las promovieron (Dosse, 2007b; Tarcus, 2004) nos resulta productivo para problematizar una época al reconocer la praxis de ese actor social que es el intelectual.Pero además de esas revistas que hemos llamado emblemáticas, podemos reconocer una liviana red de revistas de menor duración promovidas en buena medida por estudiantes universitarios politizados que desde fines de los años 50 ponían en evidencia ese nuevo intelectual con ingredientes contestatarios que se configuraba en oposición al bipartidismo y se apropiaba de la utopía revolucionaria. Un caso prototípico de esto en Colombia fueron tres números de la revista Estrategia (1962-1964), la cual reunía un grupo de varones profesionales y estudiantes universitarios, mientras era liderada por dos antioqueños de formación autodidacta recientemente instalados en la capital del país: Mario Arrubla Yepes (1936) y Estanislao Zuleta Velásquez (1935-1990) (Jaramillo Restrepo, 2019; Gómez, 2005). A diferencia de otras sociabilidades del momento, este grupo no se conformó con dar a luz la revista y una editorial homónima (que sólo concretó un libro) sino que dio lugar a una tentativa política bajo el nombre Partido de la Revolución Socialista-PRS. Pese a su duración efímera, la historiografía lo inscribe como una de las primeras organizaciones de la nueva izquierda en el país (Archila, 1996).Efectivamente, re visitar esta publicación nos ha permitido afirmar y desarrollar esa hipótesis, relativa a que se estamos ante un esfuerzo organizativo susceptible de ser situado en la nueva izquierda, pues reconocemos en el PRS una radicalización discursiva inspiradora para ese espectro político emergente. En oposición a la visión comunista (matriz en la que sus líderes y algunos de sus miembros habían tenido una primera experiencia), en el Grupo Estrategia se oponían a la expectativa desarrollista que para entonces se debatía en el escenario nacional, puesto que no veían en la llamada burguesía nacional un potencial revolucionario y además consideraban escasas las posibilidades de expansión del mercado nacional. En consecuencia con ello, los intelectuales de Estrategia se precipitaban a invocar una revolución socialista, antiburguesa, antifeudal y antiimperialista. Sin embargo, para concretarla fue menester que poco después de dar rienda a su radicalización discursiva, ellos mismos invocaran un compás de espera y llamaran a la racionalidad marxista para contener las masas informes. La estrategia dejaba atrás el PRS y promovía una organización más jugada hacia lo intelectual cuya principal tarea era la formación de cuadros intelectuales que acompañaran la única vanguardia posible, esto es, la clase obrera.