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Con la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual (LSCA) en Argentina los pueblos originarios pudieron acceder, practicar y reconocer el derecho a la comunicación como un derecho humano fundamental en sus vidas. Esto impulsó la puesta en marcha de diversas emisoras indígenas que dieron a lugar a distintas prácticas y estrategias para consolidar proyectos comunicacionales que den cuenta de su singularidad, es decir a partir de sus propias historias y modos de relacionarse, accediendo a disputar la palabra desde el territorio rural. En este contexto, la Organización de Comunidades Aborígenes de Nazareno (OCAN) propone a la comunicación como un horizonte para poner en común las demandas y necesidades que atraviesan a los pueblos originarios, gestionando e implementando, a partir de ciertas condiciones favorables, su primer medio de comunicación autogestionado con perspectiva indígena. Con la asunción del gobierno de la Alianza Cambiemos, en diciembre del 2015 y su posterior intervención a la LSCA a través de los decretos 13 y 267, se produjo un retroceso en relación a las políticas públicas de comunicación y con esto, una regresión en la lucha por la visibilidad de los pueblos originarios y su consecuente demanda por el respeto y el reconocimiento de los derechos indígenas -a la propiedad comunal de las tierras, a la educación intercultural bilingüe, a la identidad-. Durante este proceso de restauración neoliberal en el país, la OCAN sufrió un parate y un retroceso en lo que respecta al acceso de recursos para sostener la radio y el trabajo de sus integrantes. Frente a esta situación, nuevamente de desamparo y desventaja en relación a otros actores sociales, la empezó a generar diversas estrategias para intentar sostenerse, buscar apoyo externo y continuar trabajando en su proyecto comunicacional.

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