Desarrollo de herramientas de manejo del tizón del maní causado por Sclerotinia minor.

GIORDANO DAMIÁN FRANCISCO; MORTIGLIENGO SANTIAGO; ROSSO MELINA; BRESSANO MARINA; SOAVE SARA; SOAVE JUAN; DE BLAS FRANCISCO; ODDINO CLAUDIO

Córdoba

Jornada; IX Jornadas Integradas de Investigación, Extensión y Enseñanza de la FCA-UNC; 2021

Facultad de Ciencias Agropecuariaas, Universidad Nacional de Córdoba

El maní (Arachis hypogaea) es un cultivo importante para Argentina y en particular para la provincia de Córdoba, Argentina. Las enfermedades causadas por patógenos de suelo constituyen una limitante para el cultivo. Dentro de las mismas se encuentra el tizón causado por Sclerotinia spp., para la cual se han desarrollado herramientas de control cultural (labranzas, rotaciones, etc.), sin embargo es importante generar medidas que puedan aplicarse en el año de siembra del cultivo como el control químico y la resistenciagenética. El objetivo de este estudio fue desarrollar herramientas de manejo del tizón del maní causado por Sclerotinia minor basadas en resistencia genética y control químico. En las campañas 2019/20 y 2020/21, en un DBCA con 4 repeticiones, se probaron los siguientes fungicidas, 1) Pyraclostrobin (13,3%) + epoxiconazole (5%) (750 cc/ha), 2) Difenoconazole (25%) (400 cc/ha) 3) Clorotalonil (72%) (1400 cc/ha), 4) Difenoconazole (12,5%) + Pydiflumetofen (7,5%) (750 cc/ha), 5) Cobre estable (Sulfato de Cobre pentahidratado 29,05%) (2000cc/ha), 6) Iprodione (50%) (1000grs/ha) y 7) Testigo. En las mismas campañas se evaluó el comportamiento frente a la enfermedad de 35 genotipos y 105 líneas endocriadas (RILs), todas sembradas en un DBCA con 3 repeticiones. En cada ensayo la enfermedad se evaluó como incidencia (% de plantas enfermas), y la comparación se realizó a través de ANAVA y test de comparación de medias DGC (p<0,05). Los tratamientos 1, 2, 3, 5 y 6 disminuyeron significativamente la incidencia de la enfermedad en 2020/21. En ambas campañas se detectaron genotipos (I03-49 e I03-49B) y RILs (R11, R58 y R78) con mejor comportamiento a la enfermedad.Los resultados obtenidos en este trabajo muestran que el control químico y la resistencia genética pueden constituir herramientas de control, las cuales deben integrarse a las prácticas culturales actuales, conformando una estrategia de manejo integrado de la enfermedad.