INVESTIGADORES
MÉNDEZ Pablo MartÍn
capítulos de libros
Título:
La "formación permanente" como efecto adverso de las reformas neoliberales de gobierno. Para una nueva perspectiva crítica.
Autor/es:
MÉNDEZ, PABLO MARTÍN
Libro:
Tradiciones y rupturas. El escenario iberoamericano. Modulaciones epistemológicas IV
Editorial:
Ediciones de la UNLa
Referencias:
Lugar: Remedios de Escalada, Lanús; Año: 2018; p. 131 - 139
Resumen:
Tanto en el famoso texto "Post-scriptum sobre las sociedades de control", como así también en algunas conferencias y entrevistas brindadas a finales de la década de 1980, Gilles Deleuze advierte que la ?formación permanente? será nuestro más temible porvenir, entendiendo con ello el advenimiento de un control continuo sobre los estudiantes, los obreros y los profesionales. Ahora bien, ¿qué es exactamente la formación permanente?, ¿acaso un fenómeno generado por el crecimiento y la diversificación de la demanda educativa?, ¿pero de dónde proviene en todo caso esa demanda? La formación permanente, tal y como aquí querríamos pensarla, es el efecto adverso de las políticas impulsadas por la racionalidad neoliberal de gobierno. Se trata de crear los incentivos ambientales necesarios para que los sujetos resulten empujados a "capitalizarse" en casi todos los ámbitos de la vida humana, ya sea en la educación como en el cuidado de la salud, la estética corporal y las formas de alimentación entre otros tantos. Se trata, en una palabra, de convertir al individuo en una suerte de inversor en capital humano. De un modo u otro, la formación permanente implica que cada uno de nosotros se transforme en gestor de sus cualidades y aptitudes, como si fuese justamente un pequeño empresario de sí mismo. De ahí las dos grandes inquietudes que plantea esta exposición: en primer lugar, que la formación permanente nos hace en algún punto partícipes de la racionalidad neoliberal de gobierno, más allá de que lo deseemos o seamos conscientes de ello; y en segundo lugar, que ese fenómeno hoy en día tan difundido y generalizado, e incluso tan reivindicado desde algunos sectores, no tiene nada de natural ni de virtuoso, sino que es el efecto más nocivo de una manera específica de gobernar nuestras vidas. Formarse permanentemente es entrar en una carrera interminable por la adquisición de méritos y puntuaciones cada vez más refinadas; es dejar el cuerpo y la vida en la lógica de la empresa.