INVESTIGADORES
MÉNDEZ Pablo MartÍn
capítulos de libros
Título:
La prudencia y el exceso en los arduos caminos de la desubjetivación
Autor/es:
MÉNDEZ, PABLO MARTÍN
Libro:
Cuadernos de Nombres. Exceso y prudencia
Editorial:
Editorial Brujas
Referencias:
Lugar: Córdoba; Año: 2009; p. 187 - 193
Resumen:
El siguiente trabajo recurre a la categoría deleuziana de máquina deseante en tanto categoría ontológica a partir de la cual es posible desbaratar las falsas dicotomías que reducen la potencia del pensamiento y de la acción, dicotomías tales como deseo-realidad, deseo-poder y exceso-prudencia. En este sentido, el recorrido propuesto se apoya primeramente en la noción de producción deseante para así señalar que el deseo no es algo opuesto a la realidad, sino más bien el productor de la realidad misma.En segundo lugar, y en relación con lo antedicho, el trabajo sostiene que el deseo tampoco es algo opuesto al poder, dado que este último se presenta como una estratificación de las conexiones maquinales del deseo, es decir, como el conjunto de los ordenamientos y jerarquías que dan lugar al organismo, la significancia y el sujeto. De donde se sigue el hecho de que el exceso no sea otra cosa más que un desborde de las conexiones establecidas y legitimadas por el poder, un desborde que, siguiendo a Deleuze y Guattari, también puede ser concebido como la producción de un cuerpo sin órganos en tanto apertura hacia la infinita variedad de conexiones de la producción deseante. Sin embrago, los autores no dejan de señalar la posibilidad constante de que el cuestionamiento del organismo, la significancia y la subjetivación embarque al cuerpo sin órganos en un movimiento ciego de destrucción. De aquí que se intente pensar al exceso más allá de la visión ingenua de fuga hacia una supuesta nada o hacia la muerte, pues el movimiento de desubjetivación también requiere de ciertas dosis de prudencia que eviten la desestratificación salvaje y la destrucción completa del cuerpo sin órganos. Es por eso que el trabajo finaliza sosteniendo que la prudencia y el exceso no son dos movimientos apuestos, sino más bien las operaciones del deseo que hacen posible el recorrido por los vertiginosos caminos de la desubjetivación y la liberación.