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Numerosos trabajos demuestran que la siembra directa (SD), cuando no está asociada a sucesión de cultivos apropiada y no se administran insumos en forma adecuada, no genera por sí sola efectos positivos en el suelo. Así, trabajos a campo y en laboratorio han indicado que la agricultura continua bajo SD promueve la aparición de estructuras laminares (EL) en los primeros centímetros del suelo, las cuales son evidencia de procesos de compactación. El efecto de la SD sobre algunas propiedades edáficas, depende también del número de años bajo dicho sistema, lo que podría explicar la presencia y abundancia de estas EL. Se ha hipotetizado que en los primeros años de implementación de la SD, la abundancia de EL es baja asociada a una alta porosidad residual originada por las labranzas previas. Luego esta abundancia aumenta hasta un período que se alcanzaría aproximadamente a los 15 años para la región pampeana. A partir de dicho período, la frecuencia de EL disminuiría como consecuencia del incremento de la fauna edáfica y de la actividad microbiológica provocando una mejora en el sistema poroso del suelo. Este marco conceptual debe ser validado ya que todavía es escasa la información sobre la dinámica de algunos rasgos (forma, tamaño y orientación) de la porosidad. A partir de análisis de la microestructura, se evaluó la porosidad del suelo y la frecuencia y conformación de EL en suelos de la región pampeana (tres Molisoles y un Vertisol) según la distancia (años) al período crítico (15 años). Los tratamientos evaluados correspondieron a manejos con alta intensificación en la secuencia de cultivos: + int (secuencias más diversas, uso óptimo de agroquímicos) y baja intensificación: -int (secuencias tendientes al monocultivo) y un ambiente natural de referencia. La distancia en años al período crítico presentó un modelo lineal positivo con la porosidad >50 µm (R2=0,82; p

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