Control y administración del espacio: el refugio y las medidas cautelares en situaciones de violencia familiar

CASTELNUOVO NATALIA

Antropología, violencia y justicia. Repensando matrices de la sociabilidad contemporánea en el campo del género y de la familia

Antropofagia

Lugar: Buenos Aires, Argentina; Año: 2011; p. 63 - 90

El trabajo que aquí se presenta parte de un breve recorrido por la normativa vigente sobre derechos humanos dirigidos a las mujeres y asociados a la violencia familiar y doméstica, para analizar cómo ese entramado se institucionaliza en un programa social del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en un contexto particular, el del refugio para las mujeres que sufren “violencia doméstica”. Mariquita Sánchez es el nombre que recibió el primer refugio de Latinoamérica y que aún sigue siendo el único de Ciudad de Buenos Aires, creado para mujeres que sufren violencia. La creación del refugio reflejó una política basada en la prevención, seguridad y minimización de riesgo a través de la administración del espacio. Esta misma lógica se presenta a nivel jurisdiccional en la Ley de Protección a la violencia familiar (24.417) con el dictado de las llamadas medidas cautelares, cuyo principal objetivo es prevenir la violencia alejando a los ofensores de la casa y/o lugar de trabajo de las mujeres violentadas, basándose en un supuesto mayor o menor peligro, dependiendo del caso, ante las posibles demoras del caso. La regulación del espacio implementada a través del diseño arquitectónico del refugio y los recursos de protección y prevención brindados mediante las medidas cautelares son los mecanismos privilegiados en la construcción de una falsa ilusión temporal de protección y seguridad para las mujeres que sufren violencia. En tanto la exclusión espacial de los golpeadores del espacio de vida de las víctimas antes de crear un espacio colectivo protegido, por el contrario, protege a la persona prohibiéndole acceso a su casa o lugar de trabajo. Esto fue lo que relataron las mujeres que fueron entrevistadas en el momento que fue realizada la investigación quienes relataban no sólo sentirse aisladas sino además presas de la institución y del aparato judicial, de quien dependían para obtener las medidas cautelares. Es en este sentido que afirmamos que la gubernamentalidad espacial opera sobre las mujeres que han sufrido violencia separándolas, excluyéndolas y aislándolas de sus ofensores, al prohibirles a estos últimos la cercanía a determinados espacios frecuentados por las víctimas. Gobernar la violencia se convierte, entonces, en un modo de gobernar a las mujeres mediante el saber de expertos, jueces y policías entre otros.