INVESTIGADORES
IBARLUCÍA Ricardo
congresos y reuniones científicas
Título:
Luis Juan guerrero y el "giro operatorio" de la estética contemporánea
Autor/es:
IBARLUCÍA, RICARDO
Lugar:
Buenos Aires
Reunión:
Congreso; XV Congreso Nacional de Filosofía; 2010
Institución organizadora:
AFRA y Universidad Nacional de Tres de Febrero
Resumen:
La presente comunicación se propone efectuar una revalorización de la Estética operatoria en sus tres direcciones (Buenos Aires, Editorial Losada, 1956, 1967) de Luis Juan Guerrero en el horizonte del "giro anti-metafísico" de la filosofía del arte a partir de la segunda mitad del siglo XX, destacando la rearticulación metodológica "precursora de tentativas contemporáneas" de los aportes de la tradición fenomenológico-hermenéutica (Martin Heidegger, Helmut Kuhn, Maurice Merleau-Ponty Jean-Paul Sartre, Michel Dufrenne), las corrientes de la estética norteamericana (John Dewey, Monroe Beardsley, Morris Weitz) y la llamada Escuela de Frankfurt (Walter Benjamin e incluso Theodor W. Adorno). Introduciendo una dimensión "procedimental" o "pragmática", que abre el concepto de arte a la pluralidad de sus manifestaciones, sin renunciar a la posibilidad de una ontología, la estética "operocéntrica" de Guerrero se presenta como una suerte de analítica trascendental de los comportamientos fundamentales del hombre hacia las obras de arte. En este sentido, Guerrero puede sugerir que es una antropología filosófica sub specie aestheticae incluso una metaestética, "una Estética de las Estéticas", según leemos: "En términos tradicionales, una Lógica de las formas de la sensibilidad, dispuesta a convertirse en una Morfología de las siempre cambiantes estructuras sensitivas de la historia, la cultura y la sociedad (EO, I: Prólogo, p. 19). En el plano de la conceptualización filosófica, los tres comportamientos que el hombre adopta respecto de las obras de arte dan lugar a las "tres disciplinas direccionales" que rotulan cada tomo: I ) El comportamiento hacia el ser de la obra de arte, que se traduce "en una actitud de revelación y acogimiento de las obras ya producidas", es el objeto de la estética de la "manifestaciones artísticas"; II) el comportamiento hacia la esencia de la obra de arte, que se traduce "en una actitud de creación y ejecución", es el objeto de la estética de las "potencias artísticas"; II) el comportamiento hacia la empresa o misión de la obra de arte, que se traduce en "una actitud de promoción y requerimiento de futuras obras", es el objeto de la estética de las "tareas" artísticas (EO, I: Trama, §§ 2, pp. 81-82). Para el examen de cada uno de estos tres comportamiento estéticos, Guerrero propone un "isomorfismo de escenas estéticas", consistente en el análisis de cuatro momentos particulares en cada una de las tres disciplinas. A) la escena de entonación, concerniente al valor estético que adquiere la obra de arte para la sensibilidad de un contemplador, para la creación y para los requerimientos de una época, una cultura, una clase social, una escuela o un grupo; B) la escena de constitución, relativa a la comprensión del sentido y los significados de la obra en el trato que tenemos con ella en los procesos de contemplación, ejecución y fomento de una actividad artística; C) la escena de instauración, referida a la integración de la obra en el mundo "por el arraigo real de su figura imaginaria", por el poder de la invención o por "las tareas de consagración" que le indican su sentido dentro de una comunidad humana; D) la escena de orientación, que hace a la dirección estilística de la obra misma, al proceso de metamorfosis que sufre la actividad creadora y a las exigencias de "conducción, conservación y transmisión que renuevan constantemente la marcha histórica del arte" (EO, I: Trama, §§ 24-26, pp. 109-114). Estética operatoria en sus tres direcciones busca de este modo superar, por un lado, tanto la unilateralidad de las doctrinas que interpretan primordialmente la experiencia estética como "goce" exquisito,"descarga" de emociones o "expresión" de vivencias íntimas como la de aquellas que reducen el arte a "imitación" o "idealización" de la realidad. El arte, piensa Guerrero, no es una variedad del conocimiento teórico, ni la manifestación de fuerzas irracionales o divinas, ni el "reflejo" mecánico de intereses sociales, "sino el más fundamental acontecer histórico de la sensibilidad humana" (EO, I: Prólogo, p. 18) Desde el punto de vista de su gestación productiva, es el ?ejercicio de una capacidad operatoria" que requiere de una "incesante reflexión", agudizada en la época moderna por la caída de los ídolos de la espontaneidad creadora y su carácter divino. (EO, II, §§ 14-16, pp. 33-37). Por otro lado, Guerrero piensa que el arte en su plena conciencia operatoria, lejos de ser "una cosa del pasado" como afirmaba Hegel, constituye más bien un acontecimiento reciente, indisociable del "proceso de secularización" que ha dado lugar a la dimensión histórico-social de la "autonomía estética" (EO, I, §10, p. 21). Así, contra la "muerte del arte" tantas veces proclamada, urge mostrar que lo que ha llegado a su término es la concepción metafísica que lo sacraliza y lo coloca fuera del mundo de la praxis humana. En este punto central de la reflexión sobre de Guerrero sobre la "facticidad artística", la clausura de la llamada la "tradición especulativa del arte", inaugurada con la estética clásico-romántica alemana, no puede ser más definitiva. La obra ya no nombra lo sagrado, ya no es el silencio en el que el dios habla, ni el velo que lo hace visible; ahora, por fin, la obra se muestra en cuanto tal, "como si fuera la desnuda manifestación de su propia verdad": "Cuando caen los dioses, el templo no desaparece con ellos, sino que, precisamente, empieza a aparecer. Se revela como lo que siempre, secretamente, fue: el lugar de la ausencia de los dioses. Y así la obra resulta cada vez" (EO, III, § 8, p. 153)