BECAS
GARCÍA CHEREP Paula
congresos y reuniones científicas
Título:
Encuentros y desencuentros entre Neurath y Horkheimer
Autor/es:
PAULA GARCÍA CHEREP
Lugar:
San Juan
Reunión:
Congreso; XVIII Congreso Nacional de la Asociación Filosófica de la República Argentina; 2017
Institución organizadora:
Asociación de Filosofía de la República Agentina (AFRA)
Resumen:
En este trabajo nos proponemos abordar la discusión que se desató entre Neurath y Horkheimer a partir de la aparición del artículo del director del Institut für Sozialforschung denominado ?El último ataque a la metafísica?. Se trata de una respuesta al artículo de Neurath ?Inventario del estándar de vida?, donde Horkheimer presenta una mirada muy crítica respecto del Positivismo Lógico. Según esta visión, el Positivismo del siglo XX sería heredero directo del empirismo de la modernidad, representado este último por las figuras de Hume y Locke. Lo que, según Horkheimer, comparten ambas tradiciones es la concepción según la cual todo conocimiento deriva de datos de la experiencia sensorial y, consecuentemente, la noción de que la observación y la experiencia son el más alto tribunal para juzgar la verdad de las teorías. Sin embargo, la diferencia que Horkheimer encuentra entre ambas tradiciones es que, mientras la ciencia de los empiristas modernos no busca trascender el ámbito de la experiencia, posibilitando una relación dinámica entre sujeto y objeto, el Positivismo Lógico tiene como valor máximo la objetividad de los resultados, eliminando así al sujeto de la teoría. Esta concepción de la objetividad implica hacer de la ciencia una teoría que se encarga de seleccionar de la realidad lo que ella considera deseable, es decir, lo objetivo, y eliminar lo que no se adecúa a su estrecha concepción de cientificidad, esto es, elimina lo subjetivo. En otras palabras, Horkheimer denuncia que la noción de ciencia que sostiene el Positivismo Lógico consiste en una mera simplificación de lo complejo, de manera que, limitándose a registrar y sistematizar datos, logra únicamente reproducir el estado de cosas existente y necesariamente renuncia a toda posibilidad de reflexionar sobre su propia actividad y de alcanzar una visión crítica o transformadora de aquello que constituye su objeto de estudio.Si bien el artículo de Horkheimer marcó el inicio de un extenso debate, no debe pasar inadvertido que hay ciertos puntos de contacto entre la manera en que las partes implicadas en el debate conciben a la investigación científica. De modo general podemos señalar dos grandes coincidencias; por un lado, Horkheimer no desestima el reclamo positivista de atender a los datos empíricos. Por otro, hay que tener en cuenta que no todo el Positivismo considera que el conocimiento científico tiene que limitarse a la explicación de fenómenos y realizar predicciones, sino que hay entre los positivistas lógicos quienes ven en la ciencia la capacidad de poner al descubierto los errores fundamentales de las concepciones conservadoras para llegar a ser la cosmovisión de las masas en proceso de emancipación. Precisamente es Otto Neurath el mejor ejemplo de alguien que desde la concepción positivista ve en el conocimiento científico un potencial emancipador.Más precisamente, y atendiendo al artículo que motiva la redacción de ?El último ataque a la metafísica?, hay en Neurath una evidente preocupación por ir más allá de cierto afán simplificador de las teorías científicas de su época. El artículo sobre el estándar de vida tiene como objetivo principal alcanzar la definición de una expresión propia del ámbito de la economía sobre el que la mayoría de las teorías hablan, pero que, debido a la amplitud de su significación, aquellas suelen simplificar o reducir. Neurath busca que se comprenda el concepto de estándar de vida como un resultado de procesos sociales, determinado por fuerzas contradictorias, e influenciado por el contexto del que surge, y para lograrlo atiende a los múltiples aspectos que lo caracterizan. De esta manera, queda evidenciado que la investigación de Neurath tiene en cuenta la complejidad del trasfondo social de aquello que constituye su objeto de estudio. Es incluso posible observar la ambición crítica que motiva a la investigación, en la medida en que ella nace de la necesidad de señalar la insuficiencia y falta de profundidad con que la teoría económica aborda la problemática en cuestión.Ahora bien, si esto fuera todo, la polémica entre dos de las grandes tradiciones de pensamiento del siglo XX sería nula o se debería únicamente a una serie de acusaciones injustas de parte de Horkheimer. Sin embargo, queremos señalar que hay dos motivos por los que la discusión alcanza a desarrollarse. En primer lugar, si bien las acusaciones de Horkheimer son injustas respecto del trabajo de Neurath, no lo son respecto de otros exponentes de la concepción positivista de la investigación científica. A su vez, cuando Neurath responde al artículo de Horkheimer no se limita a defender su trabajo, sino que emprende una defensa general del Positivismo Lógico basándose en argumentos que sólo son válidos para su propia filosofía, pero no necesariamente para toda filosofía positivista. Finalmente, queremos señalar que si bien a lo largo de la discusión entre ambos filósofos se tematizan principalmente la capacidad auto-reflexiva de la teoría y la importancia de la metodología empleada, hay un desacuerdo profundo entre ambos que no se produce respecto de estas cuestiones, sino que tiene que ver con los posicionamientos filosóficos desde los que cada uno desarrolla su pensamiento y orienta su investigación. Mientras Neurath considera que la ciencia ha de deshacerse de todo posible rastro de metafísica, Horkheimer no comparte esa postura.