Cartografías del complot

LOPEZ PIÑEYRO, HERNÁN

Buenos Aires

Jornada; VI Jornada de Becarios, Tesistas y Graduados y II Encuentro de equipos de investigación; 2016

Universidad Nacional de las Artes

En el marco de un proyecto de investigación que intenta tomar como objeto de indagación algunas manifestaciones del arte argentino producido en los años recientes, fue fundamental el trazado de una constelación conceptual en torno a la pregunta en general sobre lo contemporáneo y en particular por el arte contemporáneo. Por ello el equipo de investigación, partiendo del debate de una concepción algo superficial que suele asociar lo contemporáneo meramente con los nuevos dispositivos y soportes, dedicó algunas de sus reuniones de trabajo a discutir algunas propuestas teóricas que piensan la compleja relación entre el arte y el tiempo histórico. Este trabajo colectivo que proponemos quiere recuperar, evaluar y hacer un avance sobre esas propuestas teóricas. Asimismo, pretende capitalizar las resonancias de esas propuestas para pensar algunos de los proyectos particulares de los integrantes.En primer lugar, nos preguntaremos ?a partir de un ensayo de Giorgio Agamben (2007)? por lo contemporáneo, intentando pensarlo en la particular relación que implica con su propio tiempo. En ese sentido, para Agamben lo contemporáneo se acerca al concepto nietzscheano de lo intempestivo: no coincide ni se ajusta totalmente al propio tiempo, sino que implica una desconexión y un desajuste. La contemporaneidad es, desde esta perspectiva, una relación singular con el propio tiempo, que adhiere a él y a la vez toma su distancia: se trata, específicamente, de una relación con el tiempo que adhiere a él a través de un desfase. Esas sugestivas reflexiones de Agamben nos llevaron a considerar las propuestas de Leo Steinberg (1972) sobre el arte contemporáneo y la experiencia de incomodidad que genera en el público: con la palabra incomodidad lo que se quiere nombrar es ?pensamos? la experiencia de ese desajuste. Para Steinberg, si el arte contemporáneo genera incomodidad en el público ello es porque, no adaptándose ajustadamente a su época, nos invita a celebrar la destrucción de valores que todavía apreciamos, aunque la causa positiva en nombre de la cual esos valores se sacrifican rara vez se hace evidente; en ese desajuste, el arte contemporáneo nos produce cierto ruido en tanto público y nos invita (aun en esa incomodidad) a demorarnos en él, a pensar sostenidamente en él y a pensar en los valores (nuestros valores) que pone en crisis. La experiencia de ese desfase respecto del propio tiempo también se dejaba nombrar, según Agamben, como anacronismo: lo contemporáneo no implica una relación ajustadamente sincrónica con el propio tiempo, sino una relación más bien anacrónica. Esta propuesta de Agamben nos llevó a considerar, finalmente, el concepto de anacronismo tal como fue planteado por Georges Didi-Huberman (2000) para proponer una revisión metodológica de la historia del arte que permita pensar de un modo más complejo las relaciones entre el arte y el tiempo, fundamentalmente incorporando la experiencia de la memoria y sus anacronismos en la relación con las imágenes. Ante una imagen, ante cualquier imagen, según Didi-Huberman, estamos ante el tiempo: esto es, a la vez y simultáneamente ante el pasado, el presente y el futuro. Las imágenes artísticas, por ello, deberían pensarse como un montaje heterogéneo de tiempos diversos. Desde esa propuesta, el arte contemporáneo ?proponemos? no debería pensarse en su mero ajuste al presente, sino también en lo que trae de nuevo a la vida desde el pasado y en lo que abre hacia el futuro.