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ResumenHacia 1982, cuando la dictadura militar, iniciada en 1976, se encontraba debilitada y su fin era inminente, Buenos Aires asistió a la emergencia de un movimiento artístico ?underground? que (re)habitó de manera inenarrable a la ciudad vedada a los encuentros y a la libre circulación durante los largos años de dictadura militar. Esta comunidad artística, compuesta principalmente por jóvenes, se caracterizó, por un lado, por la fuerte necesidad de los artistas de huir de las categorías clasificatorias que regían el arte (la herencia de los lineamientos del tradicional canon de las Bellas Artes) y de las normas dictatoriales que aún imperaban en la sociedad del momento; y por otro lado por recuperar espacios a menudo precariamente construidos, haciendo propio el espacio público con acciones artística en la calle, en oficinas, en plazas, en el subte, e incluso instituciones públicas que usualmente albergaban expresiones artísticas oficiales. La ciudad que de manera más o menos consiente, fue concebida por estos jóvenes con ganas de crear y un inenarrable deseo de acción colectiva, fomentó los encuentros y contribuyó a la construcción de una nueva subjetividad en el contexto de fuerte disgregación social, y represión social. Pero el movimiento fue doble porque esta ciudad que los artistas imaginaron y concretaron desde los sótanos, hasta las plazas, fue también la que de manera creciente albergó y los reunió, dando lugar a la emergencia de un nuevo sentido de comunidad desde el arte. El ?under de los 80?, hoy es recordado como una leyenda. Nos proponemos, repensar sus espacios y itinerarios y preguntarnos: ¿qué espacios conformaron al under porteño? ¿qué ciudad recibieron esos primeros 80 después de la experiencia del Terrorismo de Estado? ¿qué ciudad se construyó en esa década y qué queda de los espacios de underground hoy?

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