INVESTIGADORES
BRIOLOTTI Ana Soledad
congresos y reuniones científicas
Título:
Dos perspectivas médicas sobre la evaluación del desarrollo psicológico en la primera infancia (Buenos Aires, 1936-1944)
Autor/es:
ANA SOLEDAD BRIOLOTTI
Lugar:
Rosario
Reunión:
Encuentro; XVIII Encuentro Argentino de Historia de la Psiquiatría, la Psicología y el Psicoanálisis; 2017
Resumen:
El presente trabajo se inscribe en una investigación dedicada a indagar las relaciones entre medicina infantil y psicología en el Río de la Plata entre las décadas de 1930 y 1960. En ese marco, se explora un tópico poco investigado en historia de la psicología local: la evaluación médica del desarrollo neuropsíquico en la primera infancia. Más específicamente, el trabajo se centra en el modo como algunos médicos de niños juzgaron la utilidad y pertinencia de emplear técnicas de evaluación psicológica durante los tres primeros años de vida a la luz de la necesidad de contar con instrumentos que permitieran detectar tempranamente cualquier tipo de anormalidad o desviación del desarrollo. Por medio de un análisis cualitativo de fuentes primarias (libros, artículos científicos y actas de congresos), se abordan las posiciones de Aquiles Gareiso y Florencio Escardó ?representantes de la neurología? y Telma Reca, cercana a la psiquiatría infantil. A mediados de la década del treinta y a partir de su trabajo en el Hospital de Niños de Buenos Aires, Gareiso y Escardó comenzaron a difundir una propuesta de integración de la neurología a la pediatría (Gareiso, 1937; Gareiso & Escardó, 1936). En el marco de un intento de otorgar a la neurología una proyección profiláctico-social, los autores difundieron el concepto de ?preocupación neurológica?, que planteaba la necesidad de incorporar técnicas de semiología neurológica al examen pediátrico de rutina. Así, el médico de niños podría controlar la evolución psíquica del pequeño y prevenir o retrasar el avance de diversas enfermedades nerviosas. Esta propuesta partía de la ley de paralelismo somato-psíquico, principio que sirvió de base a la concepción de desarrollo psicológico sostenida por la mayoría de los médicos a lo largo del periodo estudiado (Briolotti, 2016). De acuerdo con dicho postulado, el psiquismo se desarrollaba a la par del crecimiento y la diferenciación morfofisiológica, razón por la cual la investigación del desarrollo neurológico permitía inferir el grado de evolución psíquica. La propuesta de Gareiso y Escardó era solidaria de cierto principio metodológico según el cual una investigación sobre desarrollo psicológico debía estar afianzada en bases anátomo-fisiológicas. El esquema de trabajo propuesto posibilitaba entonces conocer el estado mental y psíquico del niño mucho antes de que aparecieran los indicadores psicológicos (atención, memoria, afectividad, voluntad) que permitían evaluarlo. De este modo, la neurología se situaba en una posición ventajosa con respecto a la psicología, que aparecía como una disciplina con limitada capacidad de abordaje precoz.No obstante, en esos años, las investigaciones de Telma Reca en el marco de su labor en el Departamento Nacional de Higiene (Reca, 1941, 1944) ponían de manifiesto los límites de la indagación basada en el paralelismo somatopsíquico a partir de los dos años de vida. Un estudio realizado entre 1940 y 1941 mostraba que, en niños de edad preescolar, el desarrollo motor y el intelectual seguían una evolución paralela sólo en la mitad de los casos y que, por ende, la maduración neuromotora no era un elemento de juicio fidedigno para valorar o anticipar el desarrollo mental. Prueba de ello eran asimismo los trastornos de conducta (por ejemplo, la inapetencia o la enuresis secundaria) en los que, lejos de un paralelismo, podía observarse una franca divergencia neuropsíquica. Estos hallazgos colocaban a las herramientas psicológicas en un plano de superioridad frente a los métodos de indagación basados en la ley del paralelismo somatopsíquico. A diferencia de los reparos con que Gareiso y Escardó ponderaban el aporte de las técnicas psicológicas, Reca mostraba una actitud diferente, que en parte podría atribuirse a sus experiencias de formación en los EEUU donde el campo de investigación experimental del desarrollo psicológico infantil se hallaba establecido desde hacía más de dos décadas y tenía entre sus figuras más destacadas a médicos como Arnold Gesell (Cairns & Cairns, 2006; Thompson, 2016). Por el contrario, en la Argentina de comienzos de la década de 1940, y salvo algunas excepciones, los médicos de niños conformaban un público alejado intelectualmente y descreído de las herramientas de evaluación psicológica (Reca, 1945). El interés de Reca por el aporte de dichas técnicas se vincularía asimismo con cierta preocupación social que la llevó a enfocar el problema del desarrollo infantil a partir de las ideas de la higiene mental, movimiento que, sin dejar de lado el papel determinante de la herencia, planteaba la posibilidad de intervenir sobre las variables ambientales que incidían en el desarrollo psíquico. Los resultados de la evaluación psicológica llevada a cabo entre niños de diversos estratos sociales ponían de manifiesto diferencias no solo entre los niños de clase alta y los de clase baja, sino a su vez entre aquellos que provenían sectores sociales pobres. En este caso, se observaba que durante la primera infancia las pruebas arrojaban un cociente evolutivo normal o superior al promedio, mientras que en la segunda infancia el desarrollo presentaba deficiencias. Quedaba demostrado así, según Reca, que los resultados desfavorables que se observaban posteriormente dependían en gran medida de la acción de los factores no congénitos, es decir, de origen ambiental. Este hecho revalorizaba el aporte de las técnicas psicológicas en el marco de un proyecto de intervención social basado en las ideas y prácticas de la higiene mental.