BECAS
STAROSELSKY Tatiana
congresos y reuniones científicas
Título:
Historia y temporalidad en Walter Benjamin y Martin Heidegger
Autor/es:
TATIANA STAROSELSKY
Lugar:
Valparaíso
Reunión:
Jornada; Jornadas Walter Benjamin: Arte, crítica, catástrofe; 2014
Institución organizadora:
Universidad de Valparaíso
Resumen:
En el presente trabajo nos ocuparemos de trazar una relación entre las reflexiones sobre la historia y sobre el tiempo de Walter Benjamin y Martin Heidegger, partiendo de que ambos ligaron sus análisis de la historia a una investigación del concepto de tiempo como aquello que está a su base. En este contexto, ambos realizaron, aun cuando, como veremos, desde diferentes perspectivas y con consecuencias disímiles, una crítica a la concepción del tiempo como ese telón de fondo homogéneo y vacío donde las cosas suceden. En "Sobre el concepto de tiempo en la ciencia histórica", Heidegger se ocupa de diferenciar el concepto de tiempo que utiliza la física del que utiliza la historia. La física intenta subsumir las manifestaciones de las que se ocupa bajo una ley, y la función del tiempo en esa ciencia es la de hacer posible medir los movimientos. En este contexto, "se presupone el tiempo como una variable independiente, de tal manera que éste (...) fluye uniformemente de un punto a otro sin saltos. El tiempo representa una serie que apunta en una dirección en la que cada punto del tiempo, medido desde el punto de partida, sólo se diferencia por su posición" (Heidegger, 2009, p. 26). Para las ciencias naturales, en fin, el tiempo es homogéneo y cuantitativamente determinable y funciona como un parámetro con el cual medir el movimiento. Ahora bien, ¿puede pensarse la historia con esta concepción del tiempo? La respuesta de Heidegger será negativa: ?el concepto de tiempo de la ciencia histórica no guarda ninguna relación con el carácter homogéneo del concepto de tiempo de la ciencia natural?. En la historia los tiempos, en el sentido de épocas, son cualitativamente diferentes. Asimismo, y mientras que en las ciencias naturales la ley es la meta a alcanzar, en la historia no hay ni puede haber una ley que determine cómo se sucederán las épocas. Esta crítica a la concepción del tiempo como un mero fondo sobre el cual se ordenan los acontecimientos es compartida por Benjamin. En sus tesis Sobre el concepto de historia, y en el marco de una crítica radical a la ideología del progreso, Benjamin dice que "la idea de un progreso del género humano en la historia es inseparable de la idea según la cual la historia procede recorriendo un tiempo homogéneo y vacío. La crítica a la idea de un tal proceso tiene que constituir la base de la crítica a la idea de progreso" (Reyes Mate, 2009, p. 211). La concepción del tiempo homogéneo y vacío entiende que el pasado, el presente y el futuro son tres momentos sucesivos. El pasado aparece como ya clausurado, y, en ese sentido, como siempre en alguna medida irrelevante, el presente como un tránsito hacia el futuro y este último como el lugar al que aspirar. La filosofía de la historia que propone Benjamin es bien diferente. En ella, el futuro no tiene ya protagonismo, y en su lugar se alzan el presente como tiempo de las posibilidades y el pasado como el lugar donde ubicar la utopía, en la medida en que es el que debe ser redimido actualizando las luchas que fracasaron en la historia y salvando a los muertos. Mirar al futuro aparece, en este escenario, como perder de vista ese pasado con el que tenemos, desde el presente, una cita pendiente, ya que es el presente, efectivamente, el que posibilita abrir ese pasado hasta ahora clausurado y generar con él una transformación. El pasado, y esto traza ya una diferencia con la filosofía de Heidegger, no está ahí como un objeto acabado que se pueda conocer o comprender, sino que puede aun experimentarse. En este sentido, podemos modificarlo y puede a su vez modificarnos, en la medida en que "para la historia nada de lo que una vez aconteció ha de darse por perdido" (Reyes Mate, 2009, p. 81). El pasado asalta y el presente atiende a ese llamado. Esta es la imagen del pasado que propone el materialismo histórico de Benjamin en contra del historicismo: "El historicismo postula una imagen eterna del pasado; el materialismo histórico, en cambio, una experiencia (Erfahrung) con ese pasado, que es única" (Reyes Mate, 2009, p. 249). Caygill señala, creemos que con razón, que Benjamin y Heidegger acuerdan en que "el tiempo no es una simple unidad de medida con la cual se pueda medir la duración de una alteración mecánica" (Caygill, 1994, p. 9). En este sentido, creemos que sus críticas se dirigen a una misma concepción del tiempo. Aún así, a partir de ese acuerdo surgen varias diferencias relevantes. Entre ellas, la más relevante es quizá la manera en que se piensa la relación entre el pasado y el presente, tematizada en ambos autores. Mientras que en Heidegger el pasado, ese otro tiempo, del que nos separa un abismo, es comprendido por un presente que se apropia de él y lo hace aparecer en el presente, en Benjamin el pasado no es ya un objeto de conocimiento sino aquello que clama por ser redimido. A su vez, no es el presente el que debe tomar la decisión de traer al pasado, sino que este mismo asalta al sujeto en el presente, adviene, se presenta sin que el sujeto, desdibujado, despojado de intencionalidad, tenga control sobre ese advenimiento. Finalmente, quizá la diferencia más importante entre sus reflexiones sobre la historia tiene que ver con que, mientras que Heidegger está criticando teóricamente un modo de comprender el tiempo histórico y reflexionando sobre la historia como ciencia, Benjamin, que piensa la historia como una práctica revolucionaria, está denunciando ese mismo modo de ver el tiempo como políticamente peligroso, en la medida en que deja atrás a los vencidos de la historia.