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En el año 2012 es lanzado en Argentina el Programa de Créditos Argentino para la Vivienda Única y Familiar (Pro.Cre.Ar). El mismo tenía un doble objetivo, por un lado otorgar 400 mil créditos subsidiados por el gobierno Nacional; por el otro, en tanto política contra cíclica, dinamizar la economía mediante el impulso a la industria de la construcción. El Programa está compuesto por distintas líneas que, entre otros criterios, pueden agruparse de acuerdo a si el beneficiario posee o no terreno propio. En este trabajo se detendrá la atención en las modalidades de créditos que no requerían que el adjudicatario tenga terreno propio y que a su vez financiaban su compra. Este recorte se justifica en los conflictos que se generaron en distintas ciudades Argentinas por la falta de suelo Urbano donde emplazar la demanda financiada. El objetivo será analizar el modo en que dos municipios de la Provincia de Buenos Aires, Tandil y La Plata, gestionaron la falta de suelo manifiesta por el Pro.Cre.Ar, atendiendo específicamente a los distintos arreglos urbanísticos que se generaron, así como el lugar que en ambos procesos ocuparon los beneficiarios del Crédito (organizados o no). Para ello se realizaron entrevistas en profundidad a agentes públicos y privados, así como a beneficiarios del crédito. Se relevaran además los cambios en las normativas urbanas de ambas ciudades. La hipótesis que guiara el trabajo es que en el municipio donde el Estado gestionó de modo centralizado la generación del suelo urbano (Tandil) se le dio continuidad a la trama urbana mientras que en el caso donde el gobierno municipal se aboco a facilitar el acceso al suelo por parte de los beneficiarios organizados (La Plata) mediante la flexibilización en los usos del suelo, se favoreció la concentración de sectores medios en las periferias de la ciudad, como archipiélagos homogéneos en su composición social.

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