BECAS
CANÉ PASTORUTTI Mariana NoemÍ
congresos y reuniones científicas
Título:
De credos y plegarias. Identidad política, tradición y afectos en los discursos de los presidentes provisionales de la crisis de 2001 (Argentina, diciembre 2001-enero 2002)
Autor/es:
CANÉ PASTORUTTI, MARIANA NOEMÍ
Lugar:
San Martín, Provincia de Buenos Aires
Reunión:
Congreso; Plataforma para el diálogo: Política, afectos e identidades en América Latina; 2021
Institución organizadora:
CALAS-Cono sur
Resumen:
Si como afirmó Laclau, (2005) las dimensiones de la significación y del afecto están intrínsecamente imbricadas, las crisis, en tanto dislocación de los sentidos vigentes, constituyen coyunturas privilegiadas para el estudio del vínculo entre identidades políticas y emociones. El objetivo de este trabajo es analizar la inscripción de los discursos públicos de los presidentes provisionales Adolfo Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde en la tradición identitaria peronista y su rol en la construcción de legitimidad para procesar la coyuntura crítica de fines de diciembre de 2001 y principios de 2002 en Argentina. Luego de la renuncia del Fernando De la Rúa en el marco de la explosión de la protesta social de las jornadas del 19 y 20 de diciembre, estos referentes del Partido Justicialista accedieron a la presidencia acorde a lo estipulado por la Ley de Acefalía. Ambos lo hicieron en condiciones sociopolíticas de debilidad ?porque amplios sectores de la ciudadanía atravesaban un proceso de movilización inédito en el país? y, a la vez, con una acotada legitimidad de origen (siendo que no fueron elegidos por el voto popular, sino por la Asamblea Legislativa). Estas condiciones supusieron para ellos un desafío de proporciones: construir algún grado de legitimidad de ejercicio que les permitiera ?en poco tiempo y con recursos económicos limitados (dado el pobrísimo desempeño de los indicadores socioeconómicos)? erigirse como líderes políticos con el poder suficiente para conjurar una de las peores crisis de la historia argentina. Los resultados fueron disímiles; mientras el primero retuvo el cargo por apenas una semana, el segundo lo hizo por algo menos de un año y medio, pero adelantando las elecciones generales inicialmente previstas para fines de 2003.Por un lado, entendemos a la crisis argentina de 2001 como un proceso dislocación de los sentidos vigentes (Pérez, 2008; 2013) en torno a lo común de la comunidad y a sus lazos sociales constitutivos. Teniendo esto cuenta, la pregunta por las emociones (Plantin y Gutiérrez, 2010) debe ser colocada en el centro de las indagaciones: tanto el enojo producto de los intereses afectados y la solidaridad de la acción de colectiva (?piquete y cacerola, la lucha es una sola?) como el miedo a la incertidumbre ?y la posterior demanda de orden? que esta crisis suscitó constituyeron las caras más visibles de este complejo proceso. Aquí dirigiremos el foco a este último aspecto, porque siendo el medio la pasión política por excelencia (como señalan Derrida (2010) y Schmitt (1991) siguiendo a Hobbes) cabe suponer que, en situaciones de crisis, el modo en que la incertidumbre es procesada por el sistema político imprimirá características diferenciales a los procesos políticos, sociales y económicos resultantes. Así, conjurar la crisis implicaba, entre otros aspectos, reconstruir y rearticular sentidos en torno a lo común de la comunidad.Por otro lado, la del 2001 fue una crisis de la palabra política, esto es, una crisis de representatividad: la consagración del hiato entre representantes y representados (Rinesi y Vommaro, 2007). De modo que, a fines de 2001, los propios actores políticos, que habían cuestionado la mediación político-institucional (Cané, 2020) y habían contribuido a horadar la legitimidad de la política misma (como conjunto de actores, discursos, prácticas e instituciones en el que se disputa por constituir lo común de la comunidad), debían ahora reconstruirla. Cabe preguntarse, entonces, ¿por qué vías estos presidentes provisionales apuntalaron ?si es que lo lograron? sus gestiones en una coyuntura crítica, en general, y de la palabra política, en particular? Nuestra hipótesis es que la proyección de ciertas imágenes de sí (ethos) y la inscripción de sus gestiones en la tradición identitaria peronista ?a través de la evocación de ciertas memorias discursivas (Courtine, 1981)? fueron dos componentes clave del proceso. En este trabajo nos enfocaremos en el aspecto identitario, haciendo hincapié en una de sus dimensiones: la perspectiva de la tradición (Aboy Carlés, 2001). Esta, junto a la de la alteridad y la de la representación, estructuran toda identidad política como conjunto de prácticas sedimentadas configuradoras de sentido que definen orientaciones gregarias para la acción en relación a los asuntos públicos (2001: 54). Si la tradición ?se constituye en referencia a un sistema temporal en el que el sentido del pasado y la construcción del futuro deseado se conjugan para dotar de sentido a la acción presente? (2001: 68), la noción de memoria discursiva (Courtine, 1981) es una herramienta conceptual privilegiada para dar cuenta de los procesos de evocación y de retome, pero también de negación y olvido, de discursos pretéritos por los que se (re)configura la propia identidad política: reactualiza su linaje, legitima su presente y se proyecta a futuro trazando un camino determinado. En ese proceso de (re)configuración de la identidad política, los afectos son dotados de sentido, articulados, y de ese modo, re-orientados, re-significados.Indagaremos el proceso por el cual la evocación de zonas de la memoria (Arnoux, 2019) peronista contribuyó ?de distinto modo en los discursos de R. Saá y de Duhalde? a dotar de legitimidad sus palabras y sus gestiones, a la vez que a trazar ciertos horizontes de certidumbre, a través de la proyección de cierto futuro, en vínculo con aspectos específicos del acervo identitario peronista. Nos interesa, entonces, rastrear las huellas (sintagmas, topoï (Ducrot, 1988), lugares de memoria) de enunciaciones pretéritas asociadas a la tradición identitaria peronista en un corpus compuesto por los discursos de investidura y por una serie de intervenciones públicas complementarias (que se extraerán de diversas fuentes como la prensa gráfica) de Rodríguez Saá (23/12/01) y Duhalde (02/01/02). El objetivo es, por tanto, comprender cómo estos discursos se inscribieron en la identidad política peronista a través del retome de ciertos elementos, la reformulación de algunos y el olvido de otros. Consideramos que la evocación de aspectos específicos de dicha tradición (liturgia, figuras más prominentes, hitos) constituyó un aspecto central en la construcción de legitimidad de estos presidentes provisionales, a la vez que un mecanismo de producción de (algún grado de) certeza, en un contexto de efervescencia social e incertidumbre generalizada.