De los parques a las calles. Estéticas disidentes y prácticas resistentes. Rosario, 1996-2002

GODOY, SEBASTIÁN

Mar del Plata

Congreso; XVI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia; 2017

Universidad de Mar del Plata

Desde hace más de dos décadas, la ciudad de Rosario atravesó una serie detransformaciones que no eran extrañas a otras urbes del mundo. La sinergia entreadministraciones locales, inversores y desarrolladores privados plasmaron en la trama urbana las huellas de una gubernamentalidad empresarial. Esta lógica halló en el mercado inmobiliario y la puesta en valor de los espacios públicos del waterfront rosarino una arena propicia para potenciar su rentabilidad, generando desigualdades urbanas entre los espacios abandonados y los recualificados. Hacia mediados de la década de 1990, surgieron en los primeros diversas iniciativas autónomas de producción alternativa del espacio. En una franja deteriorada de la costa central, muchos jóvenes imaginaron y vivieron un lugar de creación colectiva mediante sus prácticas, estéticas y representaciones. En concreto, dosexperiencias marcaron el nacimiento de nuevos lenguajes y aprendizajes estético-performáticos. La Fiesta del Fuego y el Galpón Okupa funcionaron como usinas de producción e imaginación artísticas que gravitaron en torno a la creación colectiva y a la hibridación cultural. Su existencia coincidió en el tiempo con cierta reactivación de la protesta social en respuesta al recrudecimiento de las políticas de ajuste de los Estados Provincial y Nacional ?con el consecuente encarecimiento del costo de vida y aumento del desempleo? así como retrocesos institucionales en materia de educación y Derechos Humanos.Significativamente, los saberes forjados en las experiencias de la costa central aparecieron en la calle durante los momentos más álgidos de conflictividad de la segunda mitad de la década. Bajo la forma de performances e intervenciones visuales, este arte disidente dotó de potencial expresivo, lúdico y paródico a las formas ?tradicionales? de protesta, usualmente imbuidas de solemnidad. Las estéticas hibridadas al calor del Galpón y del Fuego configuraron, por un lado, performáticas de la protesta que acompañaron y fortalecieron las marchas de los 24 de marzo, los escraches a los represores, las protestas a favor de la educación pública, etc. Por otro, produjeron una imaginación visual que intervino paredes, veredas, edificios gubernamentales y dotó de símbolos innovadores a las columnas de manifestantes. Este trabajo explora las reverberaciones de un arte híbrido, devenido arte público, en las calles y los conflictos rosarinos.