La invención de la sexualidad o los excesos de la disciplina

IANINA MORETTI BASSO

Mendoza

Jornada; III Jornadas de Didáctica de la Filosofía Experiencias Educativas y Comunitarias de Prácticas Filosófica; 2012

Universidad Nacional de Cuyo

La invención de la sexualidad o los excesos de la disciplina. En la Segunda Lección de Genealogía del Racismo, Michel Foucault comenta que ya desde sus trabajos de 1979, su preocupación ha sido recorrer ?el cómo del poder?. Atendió así a los mecanismos entre las reglas del derecho que delimitan formalmente el poder, y los efectos de verdad que el poder produce y transmite y mediante los cuales es reproducido. Su apuesta está en evitar la cuestión desde una perspectiva de la soberanía y la obediencia, encarando en cambio una microfísica del poder atenta al problema de la dominación y de la sujeción. En la búsqueda de captar al poder en sus extremidades más capilares, se pregunta por el modo en que se inviste en prácticas reales y efectivas. Estas prácticas se ven en infinitos aspectos de la sociedad, y la educación es justamente un punto crucial para atender bajo este enfoque. En la Undécima Lección, el filósofo francés aborda la novedad que presenta el S. XIX, cuando el poder se hizo cargo de la vida, bajo la forma de un nuevo derecho: el de hacer vivir o dejar morir. En su texto Derecho de muerte y poder sobre la vida, Foucault retoma este análisis focalizándose en la tecnología del poder del S.XIX: el dispositivo de la sexualidad. Dicha tecnología se enmarca justamente en una biopolítica de la especie humana, a partir de aquél nuevo derecho, es decir en lo que el autor denomina biopoder. Lo biológico se refleja por primera vez en lo político, y es así que el hecho de vivir pasa en parte al campo de control del saber y de intervención del poder. El hombre moderno, en ruptura con sus figuras anteriores, es un animal en cuya política está puesta en entredicho su vida. Un efecto de este modo de darse de las relaciones de poder se refleja en una sociedad que tiende a normalizar. Ante esta pretensión de normalización, se generan reacciones en las luchas políticas, que embanderan el ?derecho? a encontrarlo que uno es y todo lo que uno puede ser. Es en este marco que se condena al sexo ?como el pozo del juego político?, y se ejercen a partir de éste tácticas disciplinarias del cuerpo a la vez que regularización de poblaciones. La educación, ya desde la primera infancia, es un espacio privilegiado para el despliegue de dichas tácticas, y por eso nos parece de suma importancia un análisis crítico al respecto.