BECAS
MORETTI BASSO Ianina
congresos y reuniones científicas
Título:
Hecha la ley, rota la norma: una aproximación butleriana a la Ley de Educación Sexual Integral.
Autor/es:
IANINA MORETTI BASSO; EUGENIA GEMOLOTTO
Lugar:
Tucumán
Reunión:
Congreso; 1º Congreso Argentino de Filosofía ? Red Filosofía Norte Grande.; 2013
Institución organizadora:
Universidad Nacional de Tucumán
Resumen:
En este trabajo, partimos de la noción butleriana de ?vulnerabilidad primaria?: al pensar al ser humano desde el cuerpo, se pone en evidencia que éste siempre es vulnerable pues corre el riesgo de la violencia por su exposición a otros. Somos por definición físicamente dependientes unos de otros y vulnerables los unos frente a los otros, y esto conlleva cierta violencia. Pero la violencia se distribuye ?políticamente- de forma diferencial. Los corolarios de esta afirmación conciernen a las marcas producidas en los cuerpos, siendo que algunos de ellos no aparecen como habitables, porque las normas imperantes, por ejemplo, las de género, no permiten el reconocimiento de esos cuerpos como tales. Así, podemos decir, con Mattio, que ?en cuanto tales normas permiten que ciertos cuerpos se consideren dentro de una ?esfera de inteligibilidad cultural?, constituyen simultáneamente una matriz excluyente capaz de discriminar qué cuerpos importan, qué vidas merecen vivirse y cuáles han de poblar la esfera de los seres abyectos? . En relación a lo aquí expuesto es que podemos afirmar que la violencia que afecta a los cuerpos es siempre diferencial, y algunos ni siquiera cuentan como tales en la medida en que dichas vidas no son consideradas vidas humanas. Es en este marco que queremos pensar, en el ámbito de la educación, posibilidades de otras bases normativas menos violentas, y para ello seguiremos el desarrollo de Butler de su noción de ?vulnerabilidad?. En las escuelas de la Argentina de hoy, pensamos, puede ser de importancia reconsiderar que, tanto se trate de docentes como de alumnos, se trata siempre de cuerpos. Dichos cuerpos somos siempre interdependientes, tanto de aquellos que conocemos como de algunos que ni siquiera llegaremos a conocer, lo cual plantea una base de común vulnerabilidad. Ante esto, creemos que se puede hacer una propuesta más integral a la hora de pensar la educación: es importante repensar que no todos los cuerpos tienen la misma posibilidad de ser habitados, y por qué; atender a los marcos de inteligibilidad que hacen que ciertos cuerpos sean considerados como normales, y otros no; cuestionar la distribución diferencial de la violencia en esos cuerpos, y pensar en las posibilidades de generar espacios donde más cuerpos sean cada vez más habitables. A partir de la cuestión de la sexualidad, la dicotomía docente-alumno tiende a ratificarse. Cómo y de qué manera ocurre, es lo que intentaremos esclarecer aquí, y nos serviremos del análisis de la aplicación de la Ley de Educación Sexual Integral junto a elementos teóricos que tomaremos de la filósofa Judith Butler. En el año 2006, se sancionó la Ley 26150 que establece el derecho a recibir educación sexual, y crea el Programa Nacional de Educación Sexual Integral (ESI). La misma obliga a las instituciones escolares a integrar el tema de la sexualidad en la currícula de todos los niveles educativos. Incluye temáticas indispensables como las referidas a métodos anticonceptivos, cuidados preventivos para Enfermedades de Transmisión Sexual, integración de la diversidad sexual, no discriminación por discapacidad, raza o religión, etc. La institución escolar, en general, se ha pensado como la encargada de transmitir el legado cultural tal cual ha sido dado a sus alumnos, para que los alumnos entren en la sociedad, como si la escuela estuviera por fuera de la misma. En relación a las normas de género, hay una suerte de retardo por parte de la escuela en tomar las riendas y dejar de pensarse desde una concepción decimonónica de las mismas. La escuela sigue dejando intacta la mayor cantidad de preconceptos que tenemos como sociedad, y seguimos formando alumnos con la concepción de ?humano? que la heteronormatividad establece. Deberíamos buscar el modo de enfrentarnos ante la responsabilidad que implica cumplir la ley sin caer en la trampa de ratificar ciertos marcos normativos que han operado siempre, sin reproducir discursivamente lo que durante años nos ha ido constituyendo en nuestra propia materialidad corpórea. Esta tarea requiere mucha atención y trabajo, y urge pensarla a la luz de la permeabilidad de las fronteras basada en la deproducción de una noción de lo humano que hoy es demasiado excluyente y violenta. Para ello habría que revisar las posibilidades que brinda o no la educación en este sentido, pensando qué actitudes críticas pueden cooperar para no seguir apuntalando fronteras excluyentes, sino antes bien permeabilizarlas, y estar atentos a la reiteración de las normas que conforman exteriores a su vez constitutivos de lo denominado ?normal?.