Muchachos del Este. Boceto para des-ordenar los afectos

IANINA MORETTI BASSO

Sentirse precarixs. Afectos, emociones y gobierno de los cuerpos

Editorial UNC

Año: 2019; p. 85 - 109

Nuestro recorrido de investigación atiende a las formas en que el gobierno neoliberal de los cuerpos precariza marcadamente ciertas poblaciones, subjetivándolas de modo en que las violencias infringidas a esos cuerpos se invisibilizan, o se visibilizan de maneras que las vuelven ininteligibles. Estas operaciones son a veces forjadas en nombre de ciertos afectos (Ahmed, 2015), mientras otros son ocluidos o reservados para sujetos y vínculos específicos. Retomando el trabajo reciente de la filósofa feminista Judith Butler, nos preguntamos con ella en qué medida una nueva ontología social corporal puede habilitar otras formas de concebir la política de los afectos, ya no centrada en una noción individualista liberal del sujeto.La noción butleriana de marco de inteligibilidad permite analizar las normas de reconocimiento necesarias para devenir sujetos, puesto que tal status no es igualmente distribuido en todos los cuerpos, sino que está restrictivamente reservado a cierta porción de la población mientras se le niega a su propio exterior constitutivo. Como evolución del concepto de matriz de inteligibilidad (Butler, 2006), la noción de marco abarca tanto el aspecto epistemológico de nuestros modos de comprender lo humano, como el ontológico y político: da cuenta de lo que hay, dejando fuera ese exterior fuertemente marcado por la violencia. En ese sentido, los marcos de inteligibilidad participan activamente en los modos en que respondemos afectivamente a esos escenarios, pues delimitan quiénes cuentan como vidas, muertes, eroticidades y resistencias válidas.Los marcos normativos nos preceden y condicionan nuestras posibilidades de actuar, pero no las determinan de modo absoluto. Encontramos una vía para dialogar sobre la agencia subjetiva, en el marco de un contexto latinoamericano y mundial que parece coartar cada vez más los modos de actuar, relacionarse, afectar o ser afectados.El film Eastern Boys (Robin Campillo, 2013), es un caso a partir del cual pensar diversas maneras de comprender lazos sexoafectivos en marcos normativos violentos. En las escenas del film el director intenta distintas claves para leer las relaciones que allí se plasman; allí también subyacen ciertos marcos que limitan a la vez que posibilitan los vínculos y sus múltiples formas. En el marco del recientemente denominado giro afectivo, la profesora nortamericana Laurent Berlant ha llevado a cabo una tarea de análisis sobre los afectos y la política en que se inscriben, reflexionando sobre los modos de pertenencia en los Estados Unidos. Últimamente ha observado en esta línea lo que ella denominó “cine de la precaridad” (2011). El cine precario se articula de modo que “el relato que cuenta de lo que es ejemplar en la privatización de la vida pública y la fragilidad de todas las instituciones y espacios por la reproducción de la vida -íntima, pública, privada, nacional, económica, transnacional, ambiental – enfatiza el presente como una zona transicional donde las formas normativas de la reciprocidad se están gastando, tanto en el mundo como en la estética – exceptuando la reproducción de fantasías heredadas de lo que significa querer llegar a algo – ese relato de la vida buena” (Berlant, 2011: 202).Creemos que Eastern Boys, ya desde las formas, ya en las dimensiones temporoespaciales o en la narrativa y en la apertura promisoria de su final, podemos vislumbrar el espacio para la subversión performativa de los cuerpos, los discursos, los afectos. Aún sin pretender movimientos de instauración, e incluso desde la apertura que genera la crítica de los marcos hegemónicos de las narrativas, en la performatividad de las normas que allí se representan, creemos entrever una disidencia, una ruptura con lo mismo, una apuesta a otros modos de aliarse en contra de la violencia de la precarización neoliberal. En ese sentido procuramos un trabajo que ponga en relieve los desplazamientos que ciertos afectos -difíciles de clasificar- realizan en la relacionalidad intrínseca que nos constituye como sujetos desposeídos, extáticos, interdependientes.