El modo de vida en ciudades no-metropolitanas: disolviendo el binarismo urbano/rural

RICARDO GREENE; LUCÍA DE ABRANTES

Conocer la ciudad. Imaginarios, métodos, cartografías, sentidos

Bifurcaciones

Lugar: Santiago de Chile ; Año: 2018; p. 207 - 230

Eso que hemos llamado ciudades no existe, y eso que hemos llamado campo tampoco; esa es la primera propuesta de este ensayo. Un intento por desmantelar, o al menos reflexionar sobre conceptos que han sido claves para el pensamiento moderno pero que hoy no logran dar cuenta de la enorme complejidad y variabilidad de los territorios. El propósito, sobre todo, es quebrar la correspondencia que se suele tender entre el par campo/ciudad y el de urbano/rural; un binarismo que ha servido de modelo rector para disciplinas tan variadas como sociología, antropología, arquitectura, ciencias políticas o geografía, y que configura un discurso donde la gran ciudad moderna se imagina y define siempre en contraposición a lo rural. Si el campo es primitivo, tradicional, pobre y restrictivo, la metrópolis es el lugar de las posibilidades, del futuro y del progreso. Lo rural es comunidad y estabilidad, mientras que lo urbano es sublime, individualista, anónimo y majestuoso.Es evidente que lo urbano y lo rural, como conjunto de prácticas y repertorios que configuran ciertos modos-de-vida, pueden efectivamente distinguirse con cierta claridad análitica; nuestro llamado no es a desconocer eso, sino más bien a prevenir las prácticas que los ordenan como pares opuestos, los localizan en extremos de un continuo evolutivo, y los sitúan en relación directa a determinados espacios físicos, como el campo y la ciudad, sugiriendo una refracción que la realidad no sostiene. Asumiendo, por tanto, la complejidad de un mundo que no es posible reducir nunca a dicotomías estancas, proponemos abandonar, todo lo que sea posible, las trampas del binarismo y desarrollar un enfoque completamente distinto, capaz de comprender lo híbrido, lo superpuesto, lo fragmentado y lo periférico; lo que circula y se intercambia, desplegando líneas en distintas direcciones para concentrarnos luego en un objeto puntual: aquellas ciudades que la literatura ha dado en llamar intermedias o rurbanas; lugares que ya no son campo ni pueblos pero tampoco son, ni tienen porqué serlo, metrópolis