Comentario a Roberto Bergalli e Iñaqui Rivera Beira (coord.): Memoria Colectiva como Deber Social

DE ABRANTES, LUCÍA

Delito y Sociedad

Ediciones UNL

Lugar: Buenos Aires/Santa Fe; Año: 2010 p. 131 - 134

0328-0101

La siguiente reseña presenta un análisis del libro ?Memoria colectiva como deber social?: un mosaico de textos compilados por Roberto Bergalli e Iñaki Rivera Beiras desde donde se propone reflexionar sobre la capacidad que tienen los colectivos de rememorar hechos, situaciones o fenómenos, generando un recuerdo específico capaz de impactar con la fuerza necesaria como para que el conjunto que evoca al pasado se identifique por ese dato de afinidad. Roberto Bergalli, nos advierte que el concepto de memoria colectiva cuenta con un gran desarrollo teórico dentro del espacio de las disciplinas sociales. En este sentido, explica que fue el sociólogo Maurice Halbwachs quien consolidó el término y dio una gran apertura a la disputa que se desplegó en torno a su uso. Sin embargo, más allá de lo pintoresco que pueda resultar el recorrido histórico del concepto, la novedad de esta producción no radica aquí, sino en la capacidad de reunir bajo un mismo título una cantidad de autores que se interrogan acerca de cómo la memoria colectiva se postula como deber social en aquellas sociedades atravesadas por la opresión de gobiernos totalitarios. Cuando determinados hechos afectan profundamente a la conciencia colectiva de un grupo, la actividad de recordarlos implica un imperativo, ya que es a través de la memoria que estos grupos son capaces de reconstruir el proceso de lesión que ha agrietado los lazos de solidaridad sostenedores de una identidad compartida. Sobre estos temas se ha escrito mucho. No es nada nuevo observar a la teoría poniéndose al servicio de la historia. Pero el libro nos sorprende, ya que logra desplazarse del debate más habitual -casi moralizante- que trata de enseñarnos como es que debemos recordar. Acá la cuestión gira en torno a las dificultades que tienen y han tenido los Estados democráticos y las sociedades pos-genocidas a la hora de escuchar y responder a la demanda de verdad y justicia de los vencidos, de aquellos que se ?ponen al hombro? la tarea de otorgarle un sentido particular a los hechos más aberrantes del pasado. En otras palabras, la pregunta es por la capacidad del Estado y de la sociedad civil de impulsar una reelaboración jurídica del pasado que exprese y contenga al ejercicio de la memoria colectiva.