INVESTIGADORES
BESANA Patricio Bruno
capítulos de libros
Título:
Introducción. Nuevos desafíos en el estudio de los conflictos ambientales
Autor/es:
CARLOS ALBERTO RUGGERIO; PATRICIO BRUNO BESANA; JAIME PANEQUE-GÁLVEZ
Libro:
Conflictos ambientales en América Latina III. Reflexiones y casos de estudio
Editorial:
UNAM y Ediciones UNGS
Referencias:
Lugar: Ciudad de México; Año: 2022;
Resumen:
Durante el ?lejano? 2019, se escuchaban con fuerza y a escala global voces queadvertían sobre los riesgos de continuar por las sendas de un modelo de desarrollobasado en la sobreexplotación de la naturaleza. Adoptando un discurso profundamentecientificista, en parte como resultado de las predicciones que hicieran los miembros dela Plataforma IPBES (Intergovernmental Science-Policy Platform on Biodiversity andEcosystem Services), y a la saga de las huelgas por el clima iniciadas por la adolescentesueca Greta Thunbeg, jóvenes de todo el mundo se manifestaron a favor de medidas queatiendan el Cambio Climático y la pérdida de biodiversidad a nivel global.Al tiempo que se hacían eco de las manifestaciones y demandas globales de sus paresdel norte, en América Latina las organizaciones y manifestaciones de jóvenes tambiénconsideraron problemas locales o regionales largamente denunciados ?como losimpactos negativos del avance de la frontera agropecuaria o de la megaminería? pororganizaciones populares, organizaciones de base, comunidades originarias, ONG,científicos, activismos judiciales, entre otras formas de acción colectiva (Svampa &Viale, 2020). De ese modo, un ambientalismo con características relativamentenovedosas para la región se yuxtapuso a experiencias preexistentes, reinterpretando lapropia historia ambiental, así como los postulados de tradiciones de la Ecología Políticay la literatura crítica latinoamericana, entre otras (Besana, 2021).Este escenario que parecía promisorio para fortalecer el debate ambientalista en todo elmundo, se encontró con un año 2020 disruptivo en todos los sentidos. Un año que dejómás penas que alegrías y cuyo desarrollo estuvo marcado por medidas que buscaroncontener contagios en el marco de la pandemia de coronavirus, tal vez la expresión máspalpable de lo que Ulrich Beck dio en llamar sociedad global del riesgo (2000).Inicialmente, cada país de América Latina adoptó una postura distinta frente a lapandemia. No obstante, ante el aumento de los contagios, las muertes y el colapso devarios sistemas de salud, la mayoría debió optar por medidas de aislamiento. En esecontexto, durante el año 2021 las expectativas de la sociedad global estuvieron, en granmedida, centradas en el desarrollo de diferentes vacunas contra el covid-19, sudistribución y aplicación. La búsqueda de soluciones y medidas paliativas frente a lacrisis causada por la pandemia relegó a un segundo plano la elaboración de estudios queintenten explicar las causas que la originaron. Sin embargo, la tesis que recogió másadhesiones al respecto señala que la pandemia se debe a un proceso de zoonosisresultado del avance sistémico sobre ecosistemas en los que habitan animales que noconviven con el hombre (Brondizio et al., 2019; Gligo et al., 2020). Pese a ello, actoresgubernamentales, sectores empresariales y la prensa internacional poco dicen respectode la necesidad de revisar las causas que subyacen en las formas en que nosrelacionamos con la naturaleza -situación advertida durante décadas por diferentessectores académicos, ambientalistas y políticos.En efecto, la advertencia respecto a los riesgos de continuar por las sendas de un modelode desarrollo basado en la sobreexplotación de la naturaleza no es actual. Desde ladécada de 1960, diferentes trabajos advirtieron sobre las consecuencias ambientalesnegativas de la prevalencia de un modelo que asume el crecimiento económico comoprincipal o única premisa de desarrollo. Los trabajos de Carson (1962) y Meadows et al.(1972), entre otros, dieron lugar al debate que originó el concepto de Ecodesarrollo que,años más tarde, fuera reemplazado por el de Desarrollo Sustentable, un conceptoviciado de ambigüedad que se convirtió en el marco de referencia teórico para granparte de la investigación científica y la gestión del ambiente hasta la actualidad, pese o,precisamente, por la gran ambigüedad del término (Ruggerio, 2021).Las dimensiones globales de los efectos de la pandemia y las hipótesis sobre su origenhan reactualizado nociones tales como crisis, colapso o tragedia ambiental (Gligo et al.,2020; Svampa & Viale, 2020). En ese marco, América Latina se ve interpelada por víadoble. Por un lado, por su historia de despojo e inclusión al mercado mundial comoexportador de materias primas (Galeano 1971). Por otro lado, por el acervo de sabereslocales y cosmovisiones que se plantean como alternativas al desarrollo sustentable,como el Buen Vivir o Vivir Bien (Guduynas 2011). Sin embargo, aún en plena crisis,para superar los efectos que provoca el coronavirus sobre la salud pública y la economíade los pueblos, se siguen proponiendo proyectos que profundizan modelos extractivistasy de desarrollo de dependencia basados en la sobreexplotación de recursos naturales.La pandemia, la necesidad y la espera de la vacunación masiva profundizan eliluminismo científico: la solución está en la vacuna. Al mismo tiempo, los conflictosambientales en la región, lejos de encontrar un horizonte para su mitigación,permanecen latentes o en desarrollo.