Un historiador del ocaso. Los derroteros intelectuales del primer Huizinga (1897-1919)

ANDRÉS FREIJOMIL

PRISMAS. REVISTA DE HISTORIA INTELECTUAL

Universidad de Quilmes - Centro de Estudios e Investigaciones

Lugar: Quilmes; Año: 2009 p. 33 - 64

1852-0499

En el otoño de 1879, mientras el Student-Corps de la ciudad holandesa de Groninga conmemoraba su quinto aniversario, quien más tarde sería su principal archivista e historiador, J. A. Feith, se disponía a organizar el carnaval de aquella temporada. Para celebrarlo, el comité había elegido como tópico el ingreso a la ciudad en 1506 del antiguo Conde de Frisia oriental, Edzard el Grande, y alrededor de él se realizaron importantes investigaciones . El resultado fue un largo desfile donde el futuro juez Willem Alberda van Ekenstein fue el más observado: aquél representaba la figura del Conde, ?acorazado? de la cabeza a los pies. Sin embargo, entre la multitud y tras la silueta de un viejo disfraz infantil, un niño de siete años caía bajo el hechizo del ?espectáculo más magnífico que jamás hubiese presenciado?: esta suerte de ?epifanía? ha sido, según el historiador Johan Huizinga, su primer contacto con la historia. Con todo y más allá del hecho cultural que aquel cortejo implicaba, lo significativo de esta evocación reside en la imagen que ha elegido recordar: el carnaval de otoño, una representación histórica cuya estética se alojaba, sustancialmente, en la máscara y el artificio, una impresión del pasado y un acento sobre la realidad social donde, tras la presencia de lo trivial, lo cómico o lo lúdico, se ocultaba la gravedad de un entramado cultural que organizaba las prácticas y les confería su valor de símbolo. Es en este tipo de percepción donde, sin duda, se concentrará uno de los núcleos más perdurables de su obra.