INVESTIGADORES
CRESPO Natalia Maria
capítulos de libros
Título:
Nela Rio: "La luna, tango, siempre la luna"
Autor/es:
CRESPO, NATALIA
Libro:
Nela Rio: escritura en foco, la mirada profunda
Editorial:
Qantati
Referencias:
Lugar: Ottawa; Año: 2012; p. 104 - 107
Resumen:
Rio, Nela. La luna, Tango, siempre la luna En este nuevo libro de la prestigiosa escritora argentino-canadiense Nela Rio, encontramos y desencontramos la voz que le es propia en libros anteriores. En un movimiento que pareciera replicar los pasos del tango bailado sobre una calle empedrada, al leer La luna, Tango, siempre la luna (Broken Jaw, 2009) deleita reconocer una vez más la voz de Rio en los gestos que son tan únicos de su estilo y que transmigran de un libro a otro de su vasta obra: el lirismo nostálgico e inquisitivo, la poesía como forma de conocimiento y de indagación metafísica, las capas superpuestas de la duda y del deseo, la critica ideológica, el sentido de lo femenino, las reflexiones sobre el origen y el devenir del ser. También encontramos algo que es especifico de este nuevo poemario: una historia lirica del tango: La luna, Tango, siempre la luna nos da un paneo poético de la historia de esta danza argentina desde sus orígenes --arrabaleros, portuarios, prostibularios y cosmopolitas-- hasta las versiones contemporáneas del tango acrobático, pasando --como es ineludible en Rio-- por la crítica de las manipulaciones ideológicas que los gobiernos militares han hecho del tango durante las dictaduras de los años setenta.  Pero el poemario va más allá: la historización lirica del tango es casi una excusa del yo poético para adentrarse en las indagaciones sobre el tiempo, el espacio, el deseo, las capas superpuestas y movedizas de lo propio y lo foráneo, la experiencia del exilio y el trasplante a una cultura extranjera, lo permanente y lo inestable. El tiempo se define como aquello que, a través del lento amor, se convierte en ?una pura duración? (Poema XXXII, v.4), mientras que el espacio se concibe poéticamente como ?idas y venidas. / Terruños con suplicas de estrellas? (Poema XXXII, v.10-11).  De estas indagaciones metafísicas no se vuelve con la frente marchita, quizás porque nunca se deja de llegar, quizás porque ?volver? no implica necesariamente haberse ido. Como nos lo indica el título, en La luna, Tango, siempre la luna se entabla una conversación entre el yo poético y el Tango, personificado como interlocutor presente pero inasible, imaginario. Es a él, al Tango con mayúsculas, a quien la voz femenina y deseante de la enunciación interpela, reclama, rememora, homenajea. Es a raíz del Tango que el yo poético reflexiona sobre el significado de vivir fuera del propio país: ?Salir no es siempre llegar / ni volver es regresar? leemos en el poema XXXVII (v.5), entre guiños palimpsésticos hechos con letras de tangos. ?Hacerse siempre, / un origen continuado? dicen los versos 19 y 20 del poema XXXIX, con la dulzura prescriptiva tan propia de la voz de Rio. Es también en el poema XXXIX en donde se indaga a fondo sobre el sentido de ser extranjera en Canadá: ?Como un relámpago agudo me veo / en este país inmenso tocando dos océanos / idiomas ajenos que hago míos, muy míos / pero sé que soy distinta. Llevo entre la piel y el corazón / mi infancia pueblerina, mi adolescencia resistente, luego las partidas y esta llegada que sigue transcurriendo? (v. 5-11, Poema XXXIX). ¿Y por qué la luna en el título? Podemos preguntarnos, además de por las conocidas reminiscencias modernistas de la luna en las letras de tango. Porque, como sugieren los últimos versos del poema XXXIX, es la luna lo único inamovible dentro de los tumultuosos movimientos culturales, es la luna como faro vigía allí arriba la única presencia del paisaje que no cambia entre un país y otro, entre Argentina y Canadá: ?En mi danzar sigo la luna, Tango, siempre la luna que une tantos continentes? (v. 26-27, Poema XXXIX).