INVESTIGADORES
VISACOVSKY Saba Nerina
congresos y reuniones científicas
Título:
Experiencias judeo-comunistas y socialistas en Sudamérica
Autor/es:
NERINA VISACOVSKY
Lugar:
La Habana
Reunión:
Conferencia; Seminario de la Cátedra Emilio Roig y Proyecto de investigación Pluralidad Cultural en las Américas; 2018
Institución organizadora:
Colegio Universitario San Gerónimo de La Habana. Universidad de La Habana
Resumen:
A partir del siglo XIX, en un mundo convulsionado por el crecimiento de los estados nacionales y sus desarrollos político-económicos, tuvieron lugar procesos migratorios masivos intercontinentales, entre los cuales se destacó la direccionalidad Europa-América. Entre 1820 y 1924 se registraron más de 55 millones de europeos atravesando el océano Atlántico. Los inmigrantes de origen judío se radicaron masivamente en Estados Unidos y Canadá y entre los países latinoamericanos, Argentina, y en menor grado, Brasil, Uruguay y México . En nuestro país, el marco político-legislativo, inaugurado con la Constitución Nacional de 1853 y la ley 917 de inmigración y colonización dictada en 1876, abrió las puertas a centenares de personas que buscaban mejores condiciones de vida. Las elites dirigentes pretendían hacer productivo el territorio ya vacío de ?barbarie? indígena con nueva población ?civilizada? y experimentada en agricultura y ganadería. Para tal objetivo, el gobierno nacional desplegó en el exterior agencias de propaganda en diversos idiomas, promocionando los beneficios de viajar a las ?lejanas? tierras pampeanas. El poder legislativo y la cancillería asignaron partidas financieras para llevar a cabo un proceso que, ya sin apoyo estatal desde los años treinta, se extendería hasta la mitad del siglo XX. Entre los contingentes judíos, la mayoría hablaba el ídish y provenía de Europa Central y Oriental, precisamente de la región del oeste alemán, Polonia, Ucrania, Rusia y otros países eslavos conocida como Ashkenaz (del hebreo, ?Alemania?); ellos eran los ashkenazíes. Algunos grupos, que estaban más afincados en sus países de procedencia, hablaban el alemán, el húngaro o el checoslovaco, pero no el ídish. En menor proporción, arribaron familias del antiguo imperio Otomano, norte de África y Medio Oriente; se trataba de la descendencia de los judíos expulsados de Sefarad (?España? del hebreo) en 1492 y Portugal en 1497. Los sefaradíes hablaban el ladino o judeo-español, árabe, castellano o francés, y de acuerdo con su origen guardaban improntas hispánicas, musulmanas, otomanas, marroquíes, sirias o libanesas. Debido a aquella heterogeneidad, los grupos judíos funcionaban comunitariamente separados; cementerios, sinagogas, escuelas, hospitales y publicaciones reflejaban sus diferencias lingüísticas y culturales. Sin embargo, a grandes rasgos, se identificaban en dos conjuntos; los ashkenazíes y los sefaradíes