La imposible forma de despedir a un grande: el Doctor Alfredo Bauer.

VISACOVSKY, NERINA

CONVERGENCIA

Convergencia Editorial

Lugar: Buenos Aires; Año: 2016

0010-8162

La vida de Bauer, que inició el 14 de noviembre de 1924, merece no una, sino varias biografías e infinitos homenajes. Su aporte a la cultura nacional trasciende largamente lo que se pueda mencionar en estos pocos párrafos. E incluso, trasciende a la Argentina misma. Alfredo llegó de Viena con catorce años de edad, junto a sus padres, en el año 1939. Como centenares de familias judías, escapaban del nazismo sin saber aún, qué estaban salvando sus vidas de los más atroces crímenes del siglo XX. Realizó un año de su secundario en el Cangallo Shule y luego terminó sus estudios en el Colegio Pestalozzi, dónde August Siemsen, reconocido social-demócrata alemán exiliado, fue su venerado maestro, y lo inspiró con su labor de dirección en Das Andere Deustchland (La otra Alemania). En esa atmósfera dio Bauer sus primeros pasos, el Pestalozzi era uno de los contados colegios de habla alemana que, para entonces, y contrariamente a la mayoría de las instituciones de esa colectividad, sostenía una firme postura anti-nazi y antifascista. Posteriormente estudió medicina en la Universidad de Buenos Aires y fue un destacadísimo médico ginecólogo y obstetra. Bauer atendió el nacimiento de 5000 bebés a lo largo de su carrera. Sin embargo, a Don Alfredo no le alcanzó tan maravilloso oficio, porque además luchó incansablemente con sus ideas y su pluma, para que esos niños llegaran a un mundo mejor, a un mundo de paz e igualdad entre los pueblos.