« Al colonialismo no hay que creerle ni tantito así. Nada »

ROCCO CARBONE

Los Polvorines

Jornada; III Jornadas de Estudios Políticos: “Problemas en torno al orden y a la legitimidad política en la América Latina actual. Dilemas, reconfiguraciones y persistencias”; 2010

Universidad Nacional de General Sarmiento

En el Bicentenario, por lo que atañe al protagonismo de nuestros pueblos y a los testimonios del arte latinoamericano, considero que es relevante recuperar un punto de inflexión política vigente en la América Latina del siglo XXI: la cuestión del imperialismo bajo su faceta colonial. Tan vigente a la luz, o a la sombra, de lo que pasó en un país como Honduras con la destitución de un presidente elegido democráticamente. Y Honduras no es el único caso, desde ya. Cuestión del colonialismo que quiero recuperar apelando a un drama de la América Latina colonial/esclavista. A una pieza del intelectual martiniqueño Aimé Césaire (1913-2008). Me refiero a Une tempête (1969). Aquí, Césaire a partir de los personajes de la The Tempest shakespereana –personajes que dentro del panorama cultural latinoamericano atraviesan también el Ariel (1900) del uruguayo José Enrique Rodó, el Calibán (1971) del cubano Roberto Fernández Retamar, Islands (1969) del jamaicano Edward Kamau Brathwaite, entre otros– formula una metafórica que tematiza un drama mayor que es propio de América Latina (pero también de otros continentes como África y Asia). Me refiero al drama causado por una de las posibles declinaciones del imperialismo que en Nuestra América mestiza se empezó a implementar hacia 1500 y que se prologó, por lo menos teóricamente, hasta las independencias de los países latinoamericanos impulsadas por los respectivos movimientos de emancipación: el coloniaje o, si se quiere, el sistema político-social colonial/esclavista. Drama que aún hoy, lamentablemente, tiene estridente vigencia.