Contra la "validez condicionada": acerca de la "falsa situación" y la ideología

CLAUDIO CORMICK

Conceptos, creencias y racionalidad

Brujas

Lugar: Córdoba; Año: 2008; p. 171 - 178

Intentamos referirnos en este artículo al problema del carácter situado de la subjetividad en la realidad -en el tiempo, en la historia-, carácter cuya tematización representa una de las preocupaciones centrales de la ruptura con el subjetivismo moderno. Lo hacemos desde la perspectiva de la consecuente limitación de cualesquiera condiciones epistémicas -que siempredispondrán, en virtud de su carácter de situadas, únicamente de una perspectiva sobre la realidad, en vez de acceder a una realidad enteramente desplegada- y el falibilismo que esto supone. Discutiremos el enfoque que debe adoptarse acerca de esta problemática por medio del rodeo de una discusión contra David Hume y Richard Rorty, filósofos que, pese a sus diferencias, están vinculados por una operación común preñada de consecuencias: la de abordar la problemática de esta insuperable situacionalidad o condición de situados por medio de una afirmación de la insuperabilidad de una situación particular, lo cual supone el irónico resultado de declarar irrebasables ciertos prejuicios, correspondientes a determinadas condiciones epistémicas, que solo pueden declararse tales en tanto ya estántematizados, y por tanto serían, de hecho, accesibles a la crítica. Mostramos, de esta manera, que la conciencia acerca del carácter limitado de nuestro conocimiento de la realidad se convierte irónicamente en lapostulación del más cerril de los dogmatismos, puesto que se traduce en la renuncia a la pretensión misma de un conocimiento enteramente fundado. A su vez, en el caso de Rorty, esto cobra la forma de un rechazo del universalismo en pos de la postulación de una validez solo para ciertos presupuestos particulares, lo cual asociaremos con la noción de ideología en el sentido negativo de "pensamiento estructuralmente forzado". Por último, intentaremos mostrar que la consideración de una cierta situación particular como insuperable equivale a dejar de hacerla una situación en absoluto -puesto que, en ausencia de un más allá de la misma, deja de tener sentido decir que ella nos brinda solo una perspectiva entre otras que serían accesibles-, y por tanto a negar la situacionalidad del pensamiento, reponiendo, tácita e irónicamente, la postulación de un conocimiento incorregible allí donde se quería romper con ella.