Sobre dos críticas contemporáneas a la noción epistemológica de ideología

CLAUDIO CORMICK

¿Filosofía teórica, metafilosofía o postfilosofía?

La Vaca

Lugar: Córdoba; Año: 2009; p. 168 - 176

En este texto partiremos de las críticas de Michel Foucault a la noción marxista de ideología para, en primer lugar, servirnos de su referencia al "marxismo académico" a los efectos de discutir la tendencia -en que incurre, por ejemplo, Terry Eagleton- a extender a la obra de Marx y Engels la concepción eminentemente "negativa" sobre la ideología que el filósofo francés encuentra en la tematización de los continuadores de aquellos, y, en segundo lugar, cuestionar la sobreestimación que Foucault, a igual que Habermas y Rorty, hace de la originalidad de su propia obra, como correlato de su lectura del materialismo histórico. En relación con esto, nos referiremos a un fenómeno asociado a lo que anteriormente analizamos bajo el rótulo de "situacionalidad", pero que podemos distinguir analíticamente de él: lo que llamaremos "facticidad" del conocimiento, en el sentido específico de que, siendo cada conocimiento un hecho, que tiene lugar en cierto punto particular de la realidad, no solamente dispondrá de una perspectiva limitada sobre ella (que es lo que fue objeto de nuestro análisis en la publicación anterior) sino que estará, en tanto hecho, sometido a determinantes exteriores. Pues bien, querremos mostrar que también en la obra de Marx aparece una consideración del conocimiento como -para usar la expresión de Foucault- "cosa de este mundo", y que, lejos del análisis eternitario que, por omisión, tácitamente le atribuyen Foucault, Habermas y Rorty, la preocupación marxiana por los determinantes histórico-sociales del conocimiento es tan central como para hacer el blanco central del ataque a los "ideólogos" precisamente la negación por estos de tal determinación, precisamente la errada tesis metateórica o de segundo orden (central para la reconstrucción del análisis de la ideología en Marx, que no debe entenderse simplemente como “falsa conciencia” en un sentido de primer orden) que postula, reflexionando sobre representaciones, su desvinculación respecto de la vida social.