De Sur a Norte. Las prácticas raidistas como difusoras de mensajes y culturas

MATIAS EMILIANO CASAS

Conferencia; IV Congreso de la Internacional del Conocimiento. Ciencias, tecnologías y culturas; 2015

En 1925, el maestro suizo Aime Tschiffely inició su raid de Buenos Aires a Washington sentando un precedente insoslayable para las prácticas futuras. El objetivo central de su aventura radicaba en demostrarles a los países americanos la fuerza de los caballos criollos que lo acompañaron. La fama de sus corceles, Gato y Mancha, se propagó en el tiempo generando homenajes, monumentos y hasta competidores que pretendían arrebatarles la celebridad. En ese contexto, el ?gaucho? Marcelino Soulé se lanzó a engrandecer el raid realizado por Tshchiffely con la aspiración de emanar a su paso la ?tradición nacional argentina?. El archivo personal del aventurero dejó constancia de su paso por múltiples ciudades del continente y de la cobertura que realizaba la prensa local de la pintoresca visita. La movilidad experimentada por esos aficionados de las actividades hípicas no sólo transmitía la resistencia de los equinos del sur. Además los protagonistas portaban un cúmulo de mensajes que ?explícita o implícitamente- iban diseminándose a su paso. El estilo ?gauchesco? de las llanuras pampeanas ?con varias peculiaridades- se personificaba en los raidistas en el marco de un incipiente interés de esas temáticas a partir de los productos culturales del cine norteamericano.