El Bogotazo, la IX Conferencia Panamericana y el Congreso de Estudiantes Latinoamericanos Seguridad, defensa y geopolítica: tres episodios concatenados.

ESPECHE GILARDONI XIMENA

Santiago de Chile

Congreso; Congreso de Historia Intelectual de América Latina; 2018

Asociación Chilena de Historiadores

La ciudad de Bogotá en 1948 alojó en pocos meses tres episodios de enorme significación en el marco de la Guerra Fría, y en particular de la llamada Guerra Fría Cultural en América Latina. La misma ciudad de Bogotá, además, se ?preparó? como escenario: construcción de la Avenida de las Américas, que unía el aeropuerto con el centro de la ciudad, por ejemplo. Por un lado, la IX Conferencia Panamericana (30 de marzo al 3 de mayo) donde quedó estatuida la Organización de los Estados Americanos: Participaron entre otros, General Marshall, Secretario de Estado de EU, y el venezolano Rómulo Betancourt. (En ella además se aprueban el Pacto de Bogotá o Tratado Americano de Soluciones Pacíficas: imposición de obligación a países signatarios de resolver conflictos con medios pacíficos; agotar mecanismos regionales antes de acudir al Consejo de las Naciones Unidas: entra en vigencia el 6 de mayo de 1949; confirió jurisdicción a la Corte Internacional de Justicia/ Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre/). Por otro, el Congreso de Estudiantes Latinoamericanos que se planteaba como una respuesta (incluso contra-conferencia) a la Panamericana. Y, finalmente, el levantamiento popular que tuvo a la ciudad, y a la conferencia panamericana en vilo, ante el asesinato del líder del partido liberal, José Eliecer Gaitán: el Bogotazo. (Hubo saqueos, incendios de tranvías, iglesias, edificios, etc.; según Jaques Aprile ?Griset: ?aunque lo incendios no afectaron más de 136 construcciones en más de 30 manzanas, el efecto psicológico que se originó en la superchería de una descripción apocalíptica sirvió a la posterior operación de conjunto con miras a la reconquista general del viejo centro?. Me interesa detenerme en esos tres episodios concatenados, teniendo muy en cuenta que no tienen una condición teleológica, ni que su vínculo fue necesariamente interdependiente, sino revisar en ese contexto en particular ?y quizá hasta excepcional- el modo en que la discusión en torno del carácter de la ?seguridad? (económica y política) operó en las lecturas del pasado, presente y futuro de las democracias en América Latina, especialmente en un momento clave de redefinición de espacios de influencia, diagnósticos de postguerra (y de guerra o del temor a su reactivación teniendo en cuenta el peligro atómico). De esta apuesta se derivan al menos una serie de tópicos a tener más que en cuenta:Que la redefinición de lo que significaba seguridad ?y que entonces necesariamente lleva a preguntarnos por otro tópico nodal, el de defensa- en las actas de las conferencias panamericanas llevadas a cabo en el marco de la guerra y a segunda postguerra superpuso la interpretación geopolítica de territorios como partes de un mapa de guerra, donde la economía fue considerada también un arma al mismo tiempo que una herramienta de pacificación. Esto es, que es fundamental tener en cuenta la dimensión concreta de la guerra/posguerra/guerra fría y los discursos y prácticas de la geopolítica asociados a ellas. Me interesará entonces revisar cómo la prescripción anticomunista de la OEA que, según Salgado, se vio posibilitada y legitimada por las lecturas interpretativas que se hicieran del levantamiento de abril como comunista, merecen ser revisadas a la luz de una discusión relativa a las disputas y acuerdos en torno de la seguridad y defensa (económica-política) de más largo alcance, que incluyan la propia historia de la geopolítica como disciplina a la que formal o informalmente hacían caso quienes funcionaban como representantes en la conferencia. En este sentido es en el que sería necesario redefinir cómo el Bogotazo operó como presión anti-comunista para el alineamiento de la IX Conferencia, y de qué modo vincular de qué forma operaba en esa discusión la cita de estudiantes de toda América Latina revisando las condiciones de la unidad del continente. Para ello, es fundamental tener en cuenta esos discursos y prácticas en torno de la seguridad pero bajo el paraguas de la discusión acerca de cómo salir de la guerra y sobrevivir a la posguerra (definiciones ni homogéneas ni temporalmente uniformes, como lo demostrará la Guerra de Corea).