INVESTIGADORES
GIUSIANO Gustavo Emilio
artículos
Título:
Problemas Micologicos en la piel I. Micosis por levaduras
Autor/es:
CARRILLO-MUÑOZ AJ; SANTOS P; GIUSIANO G; EZKURRA PA; QUINDÓS G
Revista:
Boletín de la Sociedad española de Químicos Cosmétcos
Editorial:
Sociedad Española de Químicos Cosméticos
Referencias:
Año: 2005 vol. 286 p. 5 - 13
ISSN:
0213-1579
Resumen:
Las infecciones fúngicas, en general enfermedades de una gran morbilidad y mortalidad, en algunos pacientes, constituyen un serio problema estético debido a la alteración producida por las lesiones en la piel o sus anejos. Sobre el amplio abanico de formas clínicas posibles, la presencia de  determinadas enfermedades o estados de inmunodeficiencia (por SIDA, cáncer, empleo de fármacos citostáticos, corticoides o inmunosupresores, recepción de trasplantes), son factores predisponentes. No obstante severidad de las infecciones por hongos es superior en pacientes quirúrgicos graves o en consumidores de drogas por vía intravenosa. Este tipo de enfermedades ha sufrido un aumento que ha provocado un incremento del empleo de fármacos antifúngicos y ha promovido la investigación de nuevas drogas antifúngicas. También se ha producido un cambio en las pautas y formas de administración, con el objetivo de mejorar la actividad terapéutica y reducir la toxicidad de los antifúngicos empleados . Si embargo, el aumento de los niveles de resistencia, crítico entre algunas especies así como una mayor severidad de algunas micosis y la diversificación de los patógenos implicados (nuevos patógenos emergentes) complican la situación clínica. Igualmente se ha comprobado el origen fúngico en algunas patologías, como en el caso de la dermatitis seborreica. En todas estas situaciones clínicas, el trabajo del micólogo es esencial en el diagnóstico rápido, la selección de los antifúngicos adecuados o en el seguimiento de la evolución de la enfermedad y comprobación de la curación microbiológica. Esto último puede ser especialmente útil para evitar las frecuentes recaídas, recidivas o resistencias que se observan en muchas micosis superficiales, con multitud de pacientes multritratados sin éxito. Las infecciones fúngicas pueden presentarse como superficiales, subcutáneas y sistémicas, y mayoritariamente están causadas por hongos filamentosos, hongos dermatofitos y levaduras pertenecientes entre otros a los géneros Candida y Malassezia entre otros. Tan solo la implicación de las levaduras en las infecciones superficiales será objeto de tratamiento en este trabajo debido a la implicación estética de estas infecciones que son motivo de consulta dermatológica con mucha frecuencia. Este trabajo no entra en la valoración de las micosis subcutáneas y profundas, más propias de una consideración estrictamente clínica, y quedando los hongos filamentosos para una posterior contribución. Desde un punto de vista estético, las infecciones fúngicas ya fueron reflejadas por los pintores del renacimiento en cuyos cuadros quedaron plasmados modelos con síntomas que en su día eran confundidos con lepra o sífilis. Artistas como Murillo, Goya, Bol, de Bray, o Pils, aunque hay evidencias anteriores, consideraron de interés enfermos que presentaban evidentes signos, que no se molestaron en enmascararon como reflejo de una situación que en algunos casos dejaba entrever condiciones predisponentes que evidentemente con el paso de la historia han ido siendo incrementados y variados. En nuestros días, algunos de los síntomas que este tipo de microorganismos produce constituyen problemas de entidad. Algunas formas inflamatorias, entre otras, ya de por sí motivan la consulta al especialista, pero en muchos casos la descamación o la excesiva secreción grasa o la pérdida de cabello o la aparición de hipo o hiperpigmentaciones en la piel o la inflamación de los folículos pilosos, son tratados de un modo ?más social? y quizás no tan científico. Algunas de estas situaciones son síntomas manifiestos de una infección por hongos, mientras que otras situaciones facilitan la aparición de infecciones mixtas. La elevada frecuencia de aparición de estas infecciones (prevalencia) mueve al uso de productos no farmacológicos de los que debe quedar bien establecida su eficacia.