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Este trabajo se propone analizar la evolución de las instituciones participativas en la Ciudad de Buenos Aires. La instancia participativa por excelencia promovida por el Gobierno de la Ciudad durante los últimos años había sido BAElige, una herramienta basada en la plataforma Cónsul, que funcionaba con la dinámica de un Presupuesto Participativo digital. En 2020 este dispositivo fue interrumpido por la pandemia de Covid-19 y el gobierno decidió promover en cambio otras instancias deliberativas mediante reuniones sincrónicas por Zoom con los vecinos y vecinas para tratar sobre diferentes problemáticas específicas y predefinidas (denominadas "Encuentros de Diagnóstico"). En 2021 implementó el "Plan de Futuro" un consulta ciudadana digital que incluyó una etapa de "ideatones" mediante encuentros sincrónicos. Estas nuevas experiencias se han acercado más a la investigación de mercado que a las instituciones participativas características de las décadas pasadas en América Latina. El caso de la Ciudad de Buenos Aires participa así de una tendencia general que pareciera tener lugar en la región al impulso de herramientas colaborativas en las que el acento está puesto más en la innovación (tecnologías empleadas, metodologías para los intercambios, gamification) que en la participación (redes y pertenencias colectivas del involucramiento ciudadano y grado de influencia en la toma de decisiones). Así, el uso exclusivo de plataformas digitales implicó también una tendencia hacia la participación individualizada, en la medida en que estos formatos no permiten la representación de actores colectivos. El reemplazo de una asamblea participativa por un grupo focal tiene consecuencias políticas: el mayor beneficiario es el Gobierno que busca información y no el ciudadano que ejerce un derecho a influir en la decisión.

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