INVESTIGADORES
CUTRUNEO Jimena Paula
congresos y reuniones científicas
Título:
Entre la totalidad y la innovación. F. Jameson
Autor/es:
ALBERTALLI, M. PIA; CUTRUNEO, JIMENA PAULA
Lugar:
Rosario
Reunión:
Seminario; Seminario La cuestión de la autonomía en las conceptualizaciones del arte moderno; 2007
Institución organizadora:
ANPCyT, CURDIUR-FAPyD-UNR
Resumen:
En sus conferencias de 1991, sobre teoría crítica, tituladas Las semillas del tiempo , F. Jameson, define el arte moderno con el nombre de Alto Modernismo tomando como acto fundante de este periodo la frase de Flaubert de 1852. Luego ubica el momento de madurez a comienzos del siglo XX con las producciones de Proust y Joyce, de Frank Lloyd Wright y de Mies, de Wagner y Schonberg, de Kandinski, Malevich y Picasso. Los temas trabajados provienen de la literatura, la arquitectura, la música y la pintura, y no precisa los límites del arte por fuera de estas disciplinas. La característica principal de este Alto Modernismo está dada por la contradicción entre totalidad e innovación. Pensados estos términos como pares opuestos cuya dialéctica puede encontrar resoluciones productivas. Esta tensión, que considera intrínseca a la producción artística del Alto Modernismo, está presente en su definición de un inmenso estilo monádico . El estilo en su pretensión de totalidad está compuesto por la suma de las individualidades -estas mónadas autosuficientes- interactuando pero a su vez conformando el universo de simultaneidades.A través de Flaubert analiza la vocación del arte moderno como un arte de validez universal que se constituye como un acto netamente individual que busca una ruptura con sus predecesores. También a traves de Flaubert reflexiona sobre los medios propios de la disciplina y aparece la cuestión de la Autonomía, característica del corazón del Alto Modernismo. La eliminación del contenido en pos de la forma permite llegar a ...la gran sintaxis exenta de una frase de Mallarmé, que se convierte en algo completo y autosuficiente por su propio derecho... [1]La cuestión de la totalidad como expresión de la voluntad de un arte de validez universal, para Jameson se traduce en esta vocación transestética, o incluso antiestética... que tienen las grandes obras modernistas de ser algo mas que mero arte de trascenderuna estética meramente decorativa y culinaria, para alcanzar la esfera de lo que, diversamente se identifica como lo profético o lo metafísico, lo visionario o lo cósmico, el reino en que la estética y la ética, la política y la filosofía, la religión y la pedagogía, se pliegan todas juntas alrededor de una vocación suprema. [2]Este arte lleva en sí un germen de ruptura con lo anterior que sólo es posible desde la individualidad del artista, por lo cual la innovación aparece como contradictoria de esta pretensión totalizadora, que hasta este momento sólo parecía posible mediante construcciones ligadas a una tradición disciplinar. En este sentido, la función del arte moderno -para Jameson- sería la crítica y la oposición a las ideas establecidas reforzando la tendencia hacia el cambio. Esta actitud crítica del arte moderno se concreta en la utopía, como expresión de lo colectivo. Su lectura marxista acerca de la relación entre arte y sociedad lo lleva a diferenciar el papel de la utopía en el mundo capitalista, donde la ironía va a funcionar como su par dialéctico, a diferencia de los países del Este (segundo mundo) donde utopía e ironía no están contrapuestas. [1]Jameson, Fredric. Las semillas del tiempo, Editorial Trota, Madrid, 2000. pp44[2]Jameson, Fredric. Las semillas del tiempo, Editorial Trota, Madrid, 2000. pp78