BECAS
ABBONA Anabela Elizabeth
capítulos de libros
Título:
Sobre la historia pasada que también es presente: las sociedades indígenas del sudeste provincial
Autor/es:
ANABELA ABBONA
Libro:
Vivir en el sureste pampeano. Santa Teresa: cien años de historia
Editorial:
Editorial de la UNLPam y Municipalidad de Colonia Santa Teresa (La Pampa)
Referencias:
Lugar: Buenos Aires; Año: 2023; p. 27 - 40
Resumen:
En octubre de 2020, Guillermina Gómez, descendiente de Juan Calfucurá y lonko de la comunidad Ñancufil Calderón de Quehué/General Acha, sostenía la importancia de “contar algo de nuestra historia a nuestro pueblo, contar algo de dónde venimos y quienes somos para poder explicar nuestra historia, sus padecimientos, la desintegración de las familias, el reconocimiento de ciertos líderes como Calfucurá. Es importante hacer conocer esa parte de la historia”. 1Las palabras de Guillermina, y su pedido de hacer que se conozca la historia de los pueblos indígenas del territorio pampeano, dan cuenta de las prácticas genocidas que, implementadas por el Estado nacional en el contexto de la mal llamada “conquista del desierto”, no solo modificaron para siempre la vida de las comunidades originarias de la región, sino que las “borraron” de los relatos de la historia nacional y después provincial. Es común escuchar sobre ellos cuando se habla de un pasado remoto, como una etapa que existió pero que ya fue superada.Sin embargo, en el territorio pampeano en la actualidad existen decenas de comunidades, pertenecientes a distintos pueblos indígenas, descendientes de aquellos que ocuparon la región y en la que hoy se emplazan pueblos y ciudades de nuestra provincia. En el departamento de Guatraché, al que pertenece Colonia Santa Teresa, desde las primeras décadas del siglo XIX se asentaron los grupos que respondían a Calfucurá y que se vincularon con otros pueblos que también habitaron la zona, como veremos más adelante.En este capítulo, daremos cuenta de ciertos sucesos que involucraron a las poblaciones indígenas de la región a lo largo del siglo XVIII y XIX, así como sus vinculaciones con la sociedad hispanocriolla. Haremos un repaso por las formas de vida de estos pueblos antes de que fueran expulsados de sus tierras, hasta llegar a las campañas militares de 1878-79 que desarticularon a estas sociedades. Para ello, nos basaremos en una serie de estudios desarrollados en las últimas décadas por colegas y que han permitido dar explicaciones cada vez más complejas acerca de los procesos que involucraron a las poblaciones indígenas de la región. Además de las investigaciones que mencionaremos a lo largo del capítulo, retomamos los trabajos específicos sobre la temática presentes tanto en los libros de los centenarios de Guatraché (Salomón Tarquini y Zink, 2008) como en el de Macachín (Zink, 2002).El recorrido aquí propuesto nos permitirá, al mismo tiempo, cuestionar aquellos estereotipos y miradas despectivas que se desarrollaron hacia estos pueblos. Si bien en los últimos años los estudios sobre el tema experimentaron grandes avances, las miradas más tradicionales caracterizaron las relaciones de los habitantes originarios con los hispanocriollos como una guerra entre “civilización” y “barbarie”, al mismo tiempo que construyeron imaginarios que catalogaron a los pueblos indígenas como salvajes, sucios, violentos, vagos, entre otras imágenes negativas. Desde estas perspectivas, los territorios ocupados por estos grupos constituían un “desierto” en el que habitaban pobladores que se dedicaban a la caza y a violentar la frontera y las estancias de “los blancos”. Pese a que estas ideas han sido duramente cuestionadas por los distintos estudios desarrollados en los últimos años, muchos sectores las siguen sosteniendo y se reproducen en el sentido común. En la actualidad vemos, por ejemplo, distintas figuras que bajo el rótulo de “especialistas” aparecen en los medios de comunicación reproduciendo muchas de ellas. Estas miradas sirvieron, en el siglo XIX, como justificación para quitar a las distintas poblaciones las tierras que ocupaban, “civilizarlos” (al ser considerados salvajes) e incorporarlos al Estado nacional. Mientras que en la actualidad han servido para negar o invalidar los reclamos que sostienen los pueblos indígenas de esta y otras regiones.En este sentido, recuperamos las palabras de Guillermina sobre la importancia de contar la historia de los pueblos indígenas que habitaron y habitan la región. Conocer su historia, nos permitirá comprender cómo vivían, los sucesos que los involucraron y entender sus reclamos actuales desde miradas más empáticas, no estereotipadas ni despectivas.