La Reforma protestante desde el margen. A 500 años del evento banal que revolucionó la cultura de Occidente

PEÑA, SANTIAGO FRANCISCO; DEL OLMO, ISMAEL; CAVALLERO, CONSTANZA; LOSADA, CAROLINA

SB

Lugar: Buenos Aires; Año: 2021 p. 500

978-987-4434-69-2

La imagen que hemos elegido para este homenaje austral a los 500 años de la Reforma Protestante corresponde al frontispicio de un panfleto redactado por Johannes Cochlaeus, ?Las siete cabezas de Martín Lutero?. Editado en latín y alemán en 1529, en Leipzig, Sieben Kopffe Martini Luthers o Luther septiceps es parte de la maquinaria de propaganda católica destinada a contrarrestar (sin éxito) las consecuencias de la polémica iniciada por Lutero en 1517. Ejecutado por un hábil Hans Brosamer, el grabado pretende retratar las diferentes caras del reformador de Wittenberg, para mejor condenarlas. Es evidente, porque Cochlaeus no pretende ocultarlo, que este monstruoso Lutero debe asociarse a la bestia del Apocalipsis. No parece un símil exagerado: la Reforma fue la destrucción de un mundo. El cuerpo con las siete cabezas sostiene la Biblia: el origen primero de la revolución teológico-política más importante de la Edad Moderna comenzó, en efecto, como un conflicto alrededor de un libro. El monstruo es a la vez ?Doctor?, ataviado con las ropas propias del magister; ?Martín?, cubierto con la capucha del monje; ?Lutero?, tocado con el turbante del turco infiel ?expresión interna de un enemigo que al momento en que el panfleto salía de la imprenta alemana, sitiaba la imperial Viena. La bestia es también un ?Eclesiástico?, un predicador que a ojos de Cochlaeus se dirige a la turba; un ?Schwirmer?, el fanático y cismático religioso que la época asocia a un enjambre (Schwarm) de abejas; un ?Visitador?, alusión al interés de Lutero por tomar de manos del Papa y los obispos el control de las parroquias; y finalmente un salvaje ?Barrabás? acompañado por su garrote, el ladrón e insurrecto que la chusma escogió por sobre Cristo.Este monstruo de macarrónica anatomía resume cómica y severamente el conjunto de temáticas que el presente libro abordará. Reflexionar sobre estas cabezas nos permite entrever las raíces del movimiento reformado como reacción a una teología escolástica, a una eclesiología gregoriana y a prácticas monacales, evangélicas y rituales específicas. Nos habilita a debatir sobre el hecho moderno de la implosión del cristianismo, sobre la inimaginable conversión de herejías en Iglesias y sobre la posible influencia de los idearios radicales tanto teológicos como políticos en nuestra cultura actual. Nos sugiere atender a la expansión de la prédica protestante y católica ?oral, escrita e iconográfica? a áreas geográficas cada vez más amplias, a la relación de las nacientes confesiones entre sí y a las diversas lecturas que éstas hacían de las creencias ajenas, las conocidas y aquellas por conocer. Las cabezas recuerdan también uno de los rasgos más salientes de la Reforma: la violencia. Brutal, marcial y ?en ocasiones? hasta preternatural, se expresó también mediante tratados, imágenes, revueltas y legislaciones, signos de una suspensión gravitatoria de la palabra revelada.Los capítulos que componen esta obra pretenden, como las cabezas del icónico panfleto, mostrar la Reforma como un movimiento policefálico. La reflexión sobre esta revolución fundamental, porque histórica, se hará necesariamente bajo una luz más receptiva que aquella que iluminó el encarnizamiento brutal de Cochlaeus y los suyos: ajenos a sus odios y preocupaciones, lejos de la contingencia, estamos todavía hoy, a 500 años de la puerta de Wittenberg, viviendo sus consecuencias.