INVESTIGADORES
PEÑA Santiago Francisco
congresos y reuniones científicas
Título:
Sabios griegos, romanos y bizantinos: caminos del helenismo tras 1453
Autor/es:
PEÑA, SANTIAGO FRANCISCO
Lugar:
Ciudad de Buenos Aires
Reunión:
Congreso; IV Congreso de Estudios sobre el Renacimiento; 2019
Institución organizadora:
Universidad Nacional de San Martín
Resumen:
La caída de Constantinopla en 1453 significó el inicio de una nueva fase de la identidad griega. Frente al avance otomano, muchos sabios bizantinos se desplazaron hacia Occidente ?principalmente hacia Italia? y debieron buscar nuevas maneras de reconciliarse con su herencia. Comenzaba un proceso de reformulación de la propia identidad griega, forzada a diferenciarse de la condición de « romanos », como se denominaban a sí mismos los bizantinos durante su historia imperial. El peligro de diluirse en tierras latinas promovió los intentos de buscar nuevas identidades que pudieran resaltar las singularidades helénicas frente a la prosperidad occidental. Una dinámica común fue presentarse como un pueblo, un genos, diferente de los romanos latinos. Así se presentaron a menudo como herederos de los antiguos helenos, proponiendo una continuidad que permitiría mejorar su posición relativa en la sociedad europea.Los italianos recibieron en general a los bizantinos con entusiasmo e incluso les ofrecieron oportunidades de desarrollo personal y profesional debido al gran ímpetu que la recuperación de la lengua griega por parte de los humanistas había provocado. Muchos se integraron como instructores, copistas, traductores e incluso sacerdotes. Sin embargo, la calidad de los estudios humanísticos italianos había ya formado muchos hombres doctos en la lengua helénica, lo cual reavivó tradicionales tensiones entre latinos y griegos.Para contrastar la situación italiana, propongo prestar atención a Francia y sus relaciones con los griegos. La posición relativa de inferioridad de los estudios humanísticos franceses en el siglo XV frente a los italianos había impulsado a Francia a recibir con singular entusiasmo las versiones de los orígenes helénicos provistas por los sabios bizantinos. Estos últimos adquirieron, más allá de los Alpes, una recepción fervorosa, también en buena medida porque los franceses parecían estar también en busca de sus propios orígenes. Esta dinámica facilitó el rápido progreso del helenismo en el reino, que en medio siglo pasó de una verdadera marginalidad a convertirse en uno de los centros más importantes de Europa.