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En el marco del análisis normativo de los sistemas presidenciales de gobierno, existe una extendida opinión, en la doctrina especializada, que sostiene qué todo sistema presidencial de gobierno, en términos teóricos ideales, es menos propicio que el parlamentario para sostener regímenes democráticos. A su vez, dichos autores, señalan que sus investigaciones cuantitativas han demostrado que pocas democracias estables poseen sistemas presidenciales de gobierno. Así, el cariz antidemocrático del presidencialismo se evidenciaría en dos falencias estructurales: 1) el fomento de prácticas gubernamentales pseudo-autoritarias, y 2) la escasa deliberación democrática existente al interior de su comunidad política, vicios de los que participaría también nuestro sistema presidencial argentino. Finalmente, los parlamentaristas, argumentan que la solución es independiente de las particulares características de cada país, y consiste en reemplazar los sistemas presidenciales por los de diseño parlamentario. A nuestro entender, la existencia de aquellas falencias resulta cierta, pero consideramos que la postura parlamentarista resulta incorrecta, por dos razones: a) Está fundada en un análisis estrictamente ideal; y b) Su propuesta de solución atiende únicamente al criterio de legitimación política (criterio empírico de eficacia). El presente proyecto de investigación se propone subsanar ambos desaciertos metodológicos, mediante: a) la utilización de un prisma teórico-normativo no ideal, y b) la introducción, en el análisis, de un modelo de democracia deliberativa que actúe como fuente de estándares críticos de legitimidad moral. Desde esta perspectiva teórica, la pregunta a responder es la siguiente: ¿cuáles serían las exigencias morales, en términos de legitimidad, que la democracia deliberativa establecería sobre los actuales sistemas presidenciales en general, y sobre el sistema presidencial argentino en particular?

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